En la interna libertaria, Karina Milei pasó de ser la sombra de su hermano a convertirse en la pieza clave del armado político. Su influencia creció a tal punto que hoy es quien maneja la estructura de poder que sostiene a Javier Milei. Pero, ¿cuándo empezó esta consolidación y cuáles fueron sus consecuencias?
Entre septiembre de 2020 y marzo de 2021, el mileísmo atravesó una transformación interna. En un principio, Milei se apoyó en figuras como José Luis Espert y el operador político Luis Rosales, pero con el tiempo estos nombres fueron quedando relegados. Un informe filtrado revela que en este periodo Karina asumió el control total de la agenda, los contactos institucionales e incluso, presuntamente, aspectos financieros de la campaña.
Para abril de 2021, Javier Milei ya se había distanciado de sus primeros aliados. Ignoraba llamadas, desarmaba acuerdos y se lanzaba en solitario a la campaña por la diputación en CABA. Ahí es cuando su hermana tomó las riendas definitivas del espacio.
Con la ruptura de los viejos pactos, se consolidó el nuevo trío de poder: Javier Milei, Karina Milei y Lilia Lemoine. En esta etapa, Karina se aseguró de que toda decisión estratégica pasara por ella, excluyendo a otros referentes libertarios tradicionales y dando entrada a nuevos nombres provenientes de la política clásica.
Este reordenamiento dio lugar a lo que en la interna llaman el "karinismo", un esquema donde los contactos, los fondos y la estrategia electoral se concentran en un pequeño círculo de confianza.
El informe también menciona episodios controversiales que rodean al mileísmo. Se habla de reuniones en Rosario, Córdoba y Mar del Plata, donde se tejieron alianzas con economistas, abogados y personajes del entretenimiento.
Dentro de este círculo, Lilia Lemoine adquirió un rol particular. Su relación con el líder libertario ha sido objeto de especulaciones, alimentando debates sobre los límites entre lo político y lo personal en la estructura de poder de los Milei.
Estas revelaciones generan preguntas sobre la transparencia en el espacio libertario. Mientras la figura de Karina Milei se consolida como la gran estratega, su hermetismo y su estilo de gestión despiertan inquietudes dentro y fuera del mileísmo.
El poder concentrado en este reducido círculo de confianza plantea dudas sobre la dinámica interna del gobierno libertario. ¿Seguirá avanzando el "karinismo" sin resistencias? ¿Cómo impactará esto en la estructura del mileísmo y en su relación con otros actores políticos? Las respuestas, por ahora, quedan abiertas.