¿Qué cambió en Rosario para que los homicidios caigan de manera tan drástica? Este interrogante resume la intriga que rodea los datos de 2024: 90 homicidios dolosos, una cifra que rompe récords y marca un descenso del 65% respecto al año anterior. Mientras en 2023 los asesinatos habían alcanzado los 260 casos, en 2022 el panorama era aún más sombrío, con 290 crímenes. ¿Qué permitió este cambio en una ciudad que durante años fue sinónimo de violencia?
En la última década, Rosario enfrentó una crisis inédita en materia de seguridad. La disputa por el control del mercado de drogas desató una espiral de violencia que impactó no solo a las bandas involucradas, sino también a ciudadanos comunes. Sin embargo, en 2024, la tendencia se revirtió: las balaceras y ejecuciones dejaron de ser una escena cotidiana en las calles de la ciudad.
El modelo penal acusatorio, instaurado en 2014 en Santa Fe, y los cambios en las políticas de seguridad desempeñaron un papel crucial. En toda la provincia, los homicidios descendieron un 55,8%, con un total de 175 casos en 2024 frente a los 398 registrados en 2023.
El actual gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, asumió el mando con la promesa de devolver la tranquilidad a Rosario. En su primer año de gestión, las acciones concretas comenzaron a mostrar resultados. Entre las medidas destacadas se incluyen:
Estos esfuerzos se concentraron en ocho barrios priorizados, como Ludueña, Tablada y Las Flores Sur, donde se había registrado el mayor número de homicidios en años previos.
Según el Observatorio de Seguridad Pública de Santa Fe, el 70% de los homicidios en Rosario estaba vinculado al crimen organizado. En 2024, los asesinatos dentro de este contexto disminuyeron un 68%. Analistas señalan un cambio en la dinámica de las organizaciones delictivas: las disputas territoriales y los enfrentamientos armados perdieron protagonismo.
Además, las políticas públicas implementadas lograron moderar la realidad en los barrios más afectados, devolviendo cierto nivel de estabilidad.
A pesar de los avances, los expertos en seguridad advierten que este éxito es frágil. Los patrones de concentración de violencia en sectores vulnerables persisten. Jóvenes de entre 15 y 30 años, excluidos del sistema educativo y laboral, siguen siendo las principales víctimas.
"Es un logro importante, pero no definitivo", afirmó Esteban Santantino, secretario de Análisis de Gestión de la Información. "Para consolidar este modelo, debemos sostener los registros actuales en el tiempo".
El descenso de los homicidios en Rosario no es solo un alivio estadístico, sino un cambio palpable en la vida cotidiana de miles de vecinos. Sin embargo, la ciudad aún enfrenta desafíos estructurales que requieren atención sostenida. Lo que hoy es una victoria, mañana podría ser una oportunidad perdida si no se mantiene el esfuerzo.
¿Será este el inicio de una transformación duradera o un respiro temporal? El tiempo y la continuidad de las políticas determinarán si Rosario logra consolidar esta ansiada paz.