¿Qué se traen entre manos Maximiliano Pullaro, Martín Llaryora y Rogelio Frigerio que los hizo cerrar filas más allá de sus diferencias políticas? El acuerdo que firmaron en la Región Centro no es solo un listado de obras: es un mensaje directo al gobierno de Javier Milei y una jugada con olor a futuro electoral.
Los tres gobernadores avanzaron con un convenio para quedarse con el control de rutas nacionales y vías ferroviarias que hoy están abandonadas. ¿El objetivo? Destrabar obras clave, fortalecer el perfil exportador de sus provincias y meter presión para que Nación habilite avales, permisos y financiamiento.
Esto no es casual: muchas de esas obras estaban en marcha y se frenaron con el recorte a la obra pública. Ahora, los gobernadores quieren reactivarlas sin depender del gobierno central.
El convenio marca una hoja de ruta con nueve obras regionales prioritarias y otras 41 que cada provincia se compromete a encarar por su cuenta. Todo bajo un mismo paraguas: mejorar la infraestructura para potenciar el desarrollo productivo.
Entre las obras destacadas, figuran:
Modernización de la Ruta 19, modelo que ya usó Córdoba: Nación la cedió y el peaje quedó en manos provinciales.
Reactivación del tren entre Córdoba y Santa Fe, que hoy está fuera de servicio.
Construcción de un puente vial y ferroviario que una Santa Fe y Paraná.
Mejoras en el Puerto de Santa Fe, dragado y ampliación de muelles incluidos.
Puerto seco en Córdoba, con zona de carga para contenedores.
Autovía en la Ruta 158 y terminación de las rutas nacionales 18 y 12, ambas obras que se frenaron.
Duplicación de calzada en Ruta 34, entre Rosario y San Genaro.
Todo apunta a lo mismo: facilitar el acceso a los puertos, mejorar el transporte de carga y achicar costos logísticos para las industrias del interior.
Porque mientras Javier Milei promueve una política de ajuste y retiro del Estado, este tridente propone lo contrario: un modelo donde la obra pública tiene sentido si genera laburo, exportaciones y crecimiento. Y además, lo hacen en conjunto, sin corrupción y mostrando resultados, como remarcaron en el encuentro.
Juan Schiaretti, aunque fuera del cargo, también juega su parte desde la política y respalda este camino. Su sociedad con Pullaro refuerza la idea de un espacio productivista que podría transformarse en alternativa nacional.
El loop sigue abierto: todo dependerá de si logran que Nación transfiera las obras y facilite el acceso a financiamiento internacional. Mientras tanto, los gobernadores ya marcaron la cancha: están listos para avanzar con o sin la Casa Rosada.
El mensaje es claro. En el corazón del país, el interior se planta, se organiza y busca su propio camino. Con obras, gestión y una visión que se aleja del ajuste y apuesta al desarrollo.