El fallecimiento de Gustavo Galland, a los 76 años, tras una larga enfermedad, ha sacudido a la ciudad de La Plata, donde fue un pilar fundamental en la lucha por los derechos ciudadanos y la transformación política. Reconocido por su honestidad y lucidez, Galland dejó una huella imborrable en la historia política local.

Galland comenzó su carrera como dirigente estudiantil en su Tucumán natal, donde se destacó por su compromiso con la reforma universitaria y la ampliación de derechos. Fue presidente del Centro de Estudiantes de Ciencias Económicas y un ferviente defensor de los principios del Movimiento Nacional Reformista (MNR).

Refugiado en La Plata durante la dictadura, tras ser perseguido por la Triple A, Galland se integró rápidamente en la vida política de la ciudad. Fue el primer defensor ciudadano desde 1991, un cargo que ocupó durante seis años, y más tarde, en 1997, asumió como diputado nacional por la Alianza por el Trabajo, la Justicia y la Educación. Su legado, sin embargo, va más allá de los cargos que ocupó; su vida estuvo marcada por un profundo compromiso social que lo convirtió en una figura respetada.

La tristeza por su partida no solo se siente en La Plata, sino también en la política nacional, donde su trabajo y su ejemplo seguirán siendo referencia para quienes buscan una transformación genuina, basada en los valores sociales y la honestidad. Su familia, encabezada por su hijo Marcelo Galland, actual presidente del Concejo Deliberante de La Plata, se ve acompañada por el reconocimiento de una ciudad que nunca olvidará a uno de sus grandes referentes.