El 'Fibronazo' de 1984: la crisis de económica Boca y las camisetas improvisadas con valientes juveniles

En los años 80, Boca Juniors atravesó una crisis económica y administrativa que culminó en la emblemática huelga de jugadores y el improvisado partido contra Atlanta con camisetas pintadas a mano.

10-07-2024 - Por Visión Política

El 'Fibronazo' de 1984: la crisis de económica Boca y las camisetas improvisadas con valientes juveniles

Boca atravesaba uno de los periodos más oscuros de su historia a mediados de los años 80. La situación económica del club era alarmante: pedidos de quiebra, la clausura de La Bombonera, una huelga de jugadores y la constante rotación de dirigentes eran síntomas de una institución al borde del colapso. Uno de los episodios más simbólicos de esa época ocurrió el 8 de julio de 1984, cuando el equipo, formado por juveniles, salió a enfrentar a Atlanta con camisetas improvisadas, pintadas con fibrón y betún.

Tras dos décadas de éxitos bajo la presidencia de Alberto J. Armando y el campeonato Metropolitano de 1981 con Diego Maradona, Boca comenzó a desmoronarse. Domingo Corigliano asumió la presidencia en 1983, pero cuando los jugadores hicieron huelga antes del partido contra Atlanta, el dirigente se pidió licencia y fue reemplazado temporalmente por el secretario general, Cándido Vivales.

Carlos

Carlos "Cacho" Córdoba, un experimentado lateral izquierdo del equipo, recordó esos días: "Estábamos todos mal, no cobrábamos hacía nueve meses. Nosotros sabíamos cómo se estaba manejando el club y no podíamos ser ciegos. Si no hacíamos esa huelga, quién sabe cómo hubiera terminado Boca".

El 8 de julio, Boca alineó a un equipo de juveniles para enfrentar a Atlanta en un partido del Torneo Metropolitano. Los titulares, que habían ganado a Vélez la fecha anterior, no jugaron debido a la huelga. Entre los juveniles estaba Denny Ramírez, que a sus 17 años relató cómo improvisaron las camisetas: "Nos pusimos las blancas de entrenamiento, estaban todas transpiradas. En el túnel nos pintaron los números con fibrones y betún, pero como llovía se empezaron a desteñir".

El equipo formado aquel día incluía a Walter Medina, Javier Franco, Rubén Manfredi, Marco Dos Santos, Jorge Latorre, Néstor Tessone, Roberto Fornés, Fabián Peruchena, Denny Ramírez, Gustavo Torres y Gabriel Vales, entre otros. La huelga había dejado fuera a jugadores como Julio Balerio, Roberto Mouzo, Oscar Ruggeri y Ricardo Gareca.

El conflicto con la directiva se intensificó cuando los jugadores reclamaron el pago de sus salarios atrasados. Cacho Córdoba justificó la huelga: "Si no se hubiera ido esa comisión directiva, no sé cómo hubiera terminado Boca. Nos querían pagar lo que decía el contrato y no lo que habíamos arreglado. Nos estaban queriendo estafar".

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El partido contra Atlanta terminó en derrota para Boca, que perdió 2-1. Sin embargo, los juveniles dieron una actuación digna y sintieron que estaban defendiendo el honor del club. Las consecuencias del conflicto fueron severas: la relación entre los jugadores y la directiva se rompió definitivamente, y varios futbolistas fueron suspendidos. Córdoba fue uno de los más afectados, y finalmente dejó el club.

El conflicto escaló hasta la AFA, y el siguiente partido de Boca fue postergado. La situación del club empeoró con la clausura de La Bombonera y la amenaza de remate del estadio, evitada gracias a la intervención de un grupo de notables. A fines de 1984, Antonio Alegre asumió la presidencia y comenzó la reconstrucción del club.

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A pesar de las dificultades, los jugadores que participaron en esa huelga se mantuvieron firmes. Córdoba, quien emigró a Estados Unidos para continuar su carrera, recordó la dura experiencia y cómo fue marginado del fútbol argentino. “Tratábamos de arreglar en algunos clubes y no podíamos. Nos decían que estábamos en una lista negra. Me vine a Estados Unidos porque era el único país en el que podía jugar, ya que no estaba adherido a la FIFA”, explicó.

Cuarenta años después, aquel partido con camisetas pintadas sigue siendo un recordatorio de uno de los momentos más difíciles de Boca Juniors, una etapa que puso a prueba la resistencia y el amor por el club de jugadores y simpatizantes.