Un escándalo sexual en Israel ha generado una prohibición de que las guardias femeninas trabajen en prisiones de alta seguridad, según informa The Times of Israel. Una mujer soldado, miembro de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), detenida, confesó ante el Tribunal de Primera Instancia varios encuentros sexuales con un recluso palestino y afirmó que otras cuatro colegas también mantuvieron relaciones con el mismo hombre.
El preso en cuestión, miembro del Fatah y condenado a cadena perpetua por su participación en un atentado en Israel que provocó la muerte de civiles israelíes, ha desencadenado un gran escándalo. El Servicio Penitenciario de Israel (IPS), que ha decidido no revelar las identidades de los implicados, tras la controversia comunicó que el recluso palestino fue trasladado a un ala segregada antes del interrogatorio.
El Tribunal de Primera Instancia de Petah Tikva ha impuesto una orden de silencio sobre los detalles del caso, incluida la ubicación de la prisión y la identidad del guarda y el preso.
Este escándalo ha llevado a una decisión por parte de las autoridades israelíes. Según la BBC, la jefa del IPS, Katy Perry, y el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, anunciaron que las mujeres soldado ya no servirían en prisiones de alta seguridad que retuvieran a "terroristas" palestinos. Ben-Gvir declaró que "ni una sola mujer soldado permanecerá en las alas de los prisioneros de seguridad" para mediados de 2025.
Cabe destacar que en Israel, donde rige el servicio militar obligatorio para la mayoría de los ciudadanos, tanto hombres como mujeres, los hombres realizan un servicio militar de 32 meses y las mujeres un servicio de 24 meses. Estos supuestos encuentros ocurrieron durante el período de entrenamiento militar de las mujeres soldado con el preso palestino, quien aparentemente mantenía contacto con varias de las guardias mediante un celular.
Este no es el primer caso de relaciones sexuales entre guardias israelíes y presos palestinos que sale a la luz. El gobierno había considerado previamente la posibilidad de prohibir el servicio de guardias femeninas, pero la falta de personal frustró ese intento y llevó a una campaña de reclutamiento de más de mil nuevos guardias para reemplazar a las soldados.