En el sexto día consecutivo de ataques con drones en territorio ruso, la capital, Moscú, se ha visto sacudida por un incidente impactante. En las primeras horas de esta mañana, una nave no tripulada colisionó contra un edificio en construcción dentro de un complejo empresarial en el centro de la ciudad. Simultáneamente, se logró interceptar dos drones más antes de que pudieran alcanzar su objetivo en la ciudad, que ya había suspendido los vuelos como medida de precaución tras anteriores ataques.
El Ministerio de Defensa ruso ha informado que el objetivo primario del dron era el icónico edificio del Kremlin, ubicado a unos cinco kilómetros del punto de impacto. A pesar de la desviación, el suceso ha planteado serias preocupaciones sobre la seguridad en el corazón de la capital.
Tragedias adicionales se han registrado en la región rusa de Bélgorod, cerca de la frontera con Ucrania. Tres civiles perdieron la vida en la aldea de Lavy debido a ataques de drones similares. Estos incidentes subrayan la gravedad del conflicto en curso y sus impactos devastadores en la vida cotidiana de los ciudadanos.
Por otro lado, la región de Donetsk también ha sido escenario de violencia. Tres personas murieron y dos resultaron heridas en ataques de artillería que se atribuyen a las fuerzas rusas. El ciclo de retaliaciones y hostilidades en la región continúa cobrando un alto precio humano.
En lo que respecta a la relación entre Rusia y Ucrania, las tensiones persisten. Rusia ha sido acusada de atacar infraestructuras agrícolas en Odesa por parte de las autoridades de Kiev. Según estas fuentes, sistemas antiaéreos ucranianos lograron derribar 11 de los 20 drones enviados por Moscú en la noche del martes.
A medida que la crisis se intensifica, la comunidad internacional observa con creciente inquietud y hace un llamado a la contención y la búsqueda de soluciones diplomáticas para poner fin a la escalada de violencia en la región.