Las elecciones de medio término en la Provincia de Buenos Aires presentan un escenario complejo para el peronismo, que ha enfrentado derrotas históricas en distintas secciones del conurbano, incluida la Primera Sección. Tradicionalmente considerada un distrito con alto rechazo al kirchnerismo, hoy se consolida como un punto clave de la contienda electoral.
Para enfrentar este desafío, el peronismo designó como cabeza de lista al ministro de Infraestructura de PBA, Gabriel Katopodis, acompañado por Malena Galmarini, con el objetivo de obtener bancas en la Legislatura bonaerense. Entre sus principales competidores se encuentran Diego Valenzuela (La Libertad Avanza) y Julio Zamora (Somos Buenos Aires).
Lo que sorprendió al escenario político fue el respaldo de Joaquín De la Torre, exaliado del kirchnerismo y hoy figura de la derecha bonaerense, quien afirmó que Katopodis es “la persona más noble de la política argentina” y se inclinaría por él en caso de elección entre los tres candidatos principales. Este gesto generó polémica entre los dirigentes de su propio espacio, que lo calificaron de “traidor”.
La estrategia de De la Torre podría impactar en el voto local, ya que históricamente ha logrado influir en su distrito mediante la distribución de boletas cortas, favoreciendo a candidatos provinciales de su elección. Esta maniobra, sumada al reconocimiento público a Katopodis, posiciona al ministro como un candidato fortalecido en la Primera Sección, pese a la leve ventaja que muestran las primeras encuestas en favor de La Libertad Avanza.
El giro inesperado en la política bonaerense evidencia que, en un contexto de fragmentación electoral, los apoyos individuales pueden tener un peso estratégico decisivo, transformando incluso a un opositor declarado en un aliado clave para el peronismo.