Un informe reciente del grupo Cluster Munition Monitor revela un alarmante aumento en el número de víctimas causadas por bombas de racimo durante el año 2022. Con un total de al menos 1,172 víctimas en ocho países, esta cifra representa el máximo registrado desde 2010.
Ucrania lidera la lista con 890 víctimas, seguida de cerca por Siria con 84 y Birmania con 13. Las bombas de racimo, conocidas por su capacidad para dispersar explosivos en un área amplia, tuvieron un impacto devastador en los civiles, quienes constituyeron el 95% de todas las víctimas el año pasado.
El informe señala que Rusia ha utilizado repetidamente municiones de racimo en Ucrania desde su invasión en febrero de 2022, y Ucrania también ha recurrido a ellas en su contraofensiva. La decisión de Estados Unidos de suministrar armas a Ucrania ha generado críticas por parte de algunas ONG occidentales debido a esta preocupante tendencia.