La propuesta de Victoria Villarruel de convocar una sesión en el Senado entre Navidad y Año Nuevo ha generado un intenso debate político. La idea de desenganchar las dietas de los senadores del aumento salarial del personal legislativo pretende enviar un mensaje de austeridad, pero también pone en juego su liderazgo dentro de La Libertad Avanza y la relación con sus aliados.
Con la mayoría de los senadores fuera de la capital, ya sea en sus provincias o de vacaciones, la posibilidad de reunir quórum parece lejana. Incluso Bartolomé Abdala, cercano a Villarruel, muestra reticencia a apoyar una medida que podría costarle la presidencia provisional. El puntano teme que sus pares le cobren la subordinación a lo que consideran un "capricho" político de su jefa, especialmente en un contexto donde desde la oposición y el oficialismo buscan removerlo de la línea de sucesión.
Una fuente cercana al Congreso comentó: "Villarruel insiste en sesionar entre las fiestas porque argumenta que hay muchos días hábiles en ese período. Pero esto no es más que una estrategia política para ganar visibilidad".
En busca de evitar una sesión polémica, el senador Juan Carlos Romero sugirió una solución administrativa: que los jefes de bloque firmen una nota dirigida a la Secretaría Administrativa del Senado, garantizando que no habrá aumentos salariales sin necesidad de una sesión. Este movimiento pasaría desapercibido para la prensa, pero resolvería el problema de las dietas sin generar exposición pública ni desgaste político.
Sin embargo, el equipo de Villarruel, compuesto por colaboradores como Gaspar Bosch, Juan Martín Donato, y Griselda García Ortíz, cree que la imagen de la Vicepresidenta enfrentando los aumentos podría beneficiarla políticamente. Algunos opositores incluso especulan que la idea de la sesión es parte de un operativo mediático orquestado por su equipo.
La propuesta de Villarruel no solo divide a su bloque, sino que genera descontento en las demás bancadas. Los radicales y macristas, quienes sospechan de sus intenciones, acusan que busca "lucirse" en un momento crítico. Además, un senador peronista aseguró que el interbloque de José Mayans no asistiría a la sesión, dificultando aún más alcanzar el quórum necesario.
La gran incógnita radica en cómo Villarruel manejará esta situación:
Mientras tanto, los rumores sobre movimientos en la Cámara Alta inquietan a varios legisladores. Desde el Gobierno se especula con una ofensiva contra figuras identificadas con el PRO, como Agustín Giustinian y Diego El Haj, lo que podría interpretarse como un intento de La Libertad Avanza de consolidar poder en el Senado.
En este complejo escenario, el liderazgo de Villarruel enfrenta su mayor desafío hasta ahora. Si bien su apuesta busca proyectar una imagen de austeridad, el costo político podría ser alto, tanto dentro como fuera del Senado.
La idea de una sesión navideña impulsada por Villarruel mantiene al Senado en vilo. Con divisiones internas, resistencias externas y un cálculo político arriesgado, la Vicepresidenta de La Libertad Avanza se enfrenta a una disyuntiva que podría redefinir su posición en la arena política. ¿Podrá convertir esta apuesta en un triunfo, o quedará atrapada en las consecuencias de su propia estrategia?