La Cancillería argentina atraviesa un momento clave con la posible promoción de Mariana Plaza, actual embajadora en Londres. Sin embargo, su situación está lejos de ser clara. ¿Qué está pasando con su ascenso y el de su esposo, Carlos Gonzalo Ortíz de Zárate? ¿Por qué genera tanto revuelo dentro del ámbito diplomático? Aquí te contamos todos los detalles.
Mariana Plaza ha sido identificada como una figura clave dentro del universo diplomático argentino, pero no todos en Cancillería la ven con buenos ojos. Su puesto en Londres no cuenta con el rango necesario para ser considerada embajadora oficial. Además, su esposo, Carlos Gonzalo Ortíz de Zárate, ocupa un cargo secundario, lo que aumenta el ruido respecto a los ascensos pendientes. Estos nombramientos fueron apartados de los ascensos aprobados por el Senado en julio del año pasado.
Las tensiones no se limitan a los ascensos. Fuentes cercanas a la Cancillería han señalado que Mariana Plaza es vista como una diplomática muy pro-británica, siendo incluso considerada la ideóloga de la política de acercamiento con el Reino Unido. Esto ha generado malestar entre sectores del gobierno que cuestionan su postura en relación al reclamo de soberanía por las Islas Malvinas.
A pesar de la controversia, la situación no está del todo definida. Desde la llegada del canciller Gerardo Werthein al cargo, varias designaciones diplomáticas han sido puestas en pausa. Esto incluye las embajadas clave como la de España y Estados Unidos, cuyos cargos están pendientes de confirmación. Esto ha generado incertidumbre sobre si el pliego de Mariana Plaza cuenta con el aval necesario para su ascenso.
La situación se agrava debido a las tensiones internas en Cancillería, especialmente con los reproches por la postura ante los ejercicios militares británicos en las Malvinas. Algunos consideran que Plaza fue parte de la ideología que permitió un acercamiento con los británicos a cambio de dejar de lado el reclamo de soberanía por las Islas. Este acercamiento provocó enojo dentro del Ministerio de Defensa, que dirigía Luis Petri, especialmente tras un incidente reciente.
El último episodio que alimentó las críticas fue la presencia de un avión militar británico en territorio argentino, lo que generó indignación dentro del ministerio de Defensa. El avión se acercó peligrosamente a vuelos comerciales argentinos en la zona cercana a las Islas Malvinas, lo que desató el enojo de varios sectores políticos. Luis Petri, al frente de Defensa, defendió la acción al argumentar que la zona era internacional, pero la polémica sigue abierta.
En este clima de incertidumbre, el futuro de Mariana Plaza y su posible ascenso sigue siendo incierto. Mientras tanto, la Cancillería continúa con la revisión de ascensos y designaciones diplomáticas clave. ¿Será ella parte de una política renovada en la Cancillería bajo la gestión de Gerardo Werthein o quedará fuera del nuevo enfoque del gobierno? Habrá que esperar para conocer la respuesta definitiva a esta historia en desarrollo.