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LA GRAN ESTAFA ¿Quiénes están detrás de las impagables facturas de Camuzzi?
Se desvanece el crudo invierno que nos tocó afrontar. Por un lado en materia climática, con valores de temperatura en extremos históricos, que merecieron un uso contínuo de calefacción.
Paralelamente, es clave destacar la dureza letal de los aumentos abusivos del gas. Por eso es bueno conocer quiénes están detrás del mostrador de oro de Camuzzi.
Un intrincado entramado de empresarios vinculados al poder político permanente, se pasan de manos entre ellos las más rentables de las compañías locales: las de servicios públicos.
Camuzzi no es la excepción y aparece como una de las más escandalosas compañías infiltradas por gordos operadores locales, aunque se reporte a Italia.
Graficar la historia de la obscena profanación de los servicios públicos en Argentina, llevaría tanto texto que esta nota sería eterna y aburrida. Nadie cuenta quiénes se la llevan toda con impunidad y sin controles.
Sin embargo, con solo mostrar algunas espigas del trigal perverso que las conduce, alcanza para entender que las facturas astronómicas que pagamos son una verdadera estafa a nuestra buena fe.
Desde diciembre de 2023 hasta ahora, el gas aumentó un 1.132 por ciento. Es sin duda el servicio público que más subió sus tarifas, duplicando al transporte y triplicando o más a la luz y el agua.
Hasta el año pasado, el monto a garantizar en el nefasto negocio del gas (choreo literal), lo ponía el Estado por medio de subsidios en su mayoría y nosotros a través de las facturas, el resto.
Ahora, cuando Milei retira los subsidios, que eran una entrega pornográfica de fondos del Estado a Camuzzi sin controles reales, esa parte del robo también la pagamos directamente en las facturas de gas.
El del gas es un negocio de una ganancia porcentual impresionante y si se le agregan los curros argentinos, es infernal la fortuna que deja para repartir entre Camuzzi y los funcionarios de turno.
En eso estaban y en eso siguen. Pero como se sienten a salvo de controles estatales, lo que necesitan ahora es el estruendoso y cómplice silencio de los medios de comunicación.
VisionPolítica.com.ar es un portal de noticias, nacido como revista de investigación allá por septiembre de 1992 (hace 32 años), que trabaja para mostrar lo que otros esconden.
Las caras de Camuzzi
Jaime Barba asumió el 30 de mayo de 2023 como director general de Camuzzi Gas Pampeana y Camuzzi Gas del Sur. Se había incorporado a la compañía en 2017 como director corporativo y desde 2021 preside ambas licenciatarias.
Barba es abogado, graduado en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe. Cuenta con estudios de posgrado en el IAE y el CEDEF.
Previo a su ingreso a Camuzzi, se desempeñó ocupando diversos cargos de responsabilidad en compañías como EDEERSA, EDENOR, EMDERSA, EDEN, EDESA, EDESAL, EDELAR, EDELAP, EDESUR, como así también en la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico S.A. (CAMMESA).
Desde el 24 de abril del año pasado, es además presidente ADIGAS, la organización que nuclea a las nueve distribuidoras de gas natural por redes del país.
Presidente: Jaime Barba (Camuzzi)
Vicepresidente 1º: Gerardo Gómez (Naturgy BAN)
Vicepresidente 2º: Carlos Castro (Gasnea)
Secretario: Dante Dell´Elce (Litoral Gas)
Tesorero: Tomás Córdoba (Metrogas)
¿De quién estamos hablando?
La empresa Camuzzi Gas Pampeana tiene el monopolio de la distribución domiciliaria del fluido energético que alimenta a los hogares argentinos para que las familias puedan cocinar, bañarse y calefaccionar sus casas, entre otros usos básicos. También brinda el servicio a las empresas que producen para generar trabajo, que en la zona de cobertura de la mencionada prestataria son miles y consumen gran cantidad de gas.
Las empresas de servicios públicos en la Argentina, se han acostumbrado a brindar servicios ineficientes, carísimos y con bajo nivel de prestaciones complementarias. Sin embargo, a pesar de sus millonarias ganancias permanentes, acceden a subsidios, evaden compuestos, esquivan multas y cuanto artilugio encuentren para escapar a los controles reglamentarios de un Estado corrupto e inepto por excelencia.
Coimas, sobornos, cohecho, corrupción, son palabras que identifican las relaciones entre las empresas de servicios públicos con los entes de contralor estatales desde siempre en este bendito país. Sin embargo, pasan los gobiernos, cambian los colores, los nombres de los funcionarios, los dueños de las empresas, los CEO’s, las denominaciones en UTE, los accionistas y hasta los usuarios, pero lo que nunca cambia es el estilo de relación.
Camuzzi por dentro
Camuzzi es la mayor distribuidora de gas natural de la Argentina, en términos de volumen. A través de Camuzzi Gas Pampeana (CGP) y Camuzzi Gas del Sur (CGS), tiene más de 2 millones de usuarios en siete provincias, y una red que supera los 500.000 kilómetros lineales de extensión. Cubre el 45% del país, entre Buenos Aires, La Pampa, Neuquén, Chubut, Río Negro, Santa Cruz y Tierra del Fuego.
Si bien no disponemos de datos actuales, podemos mostrarte los números de Camuzzi hasta mitad de 2020, para tomar a manera de ejemplo: según publicó el medio colega cronista.com oportunamente, en 2019, CGS facturó $ 13.954,72 millones y dijo que perdió $ 4118,32 millones. En 2018, habían sido $ 13.084,81 millones recaudados, con una ganancia integral de $ 4749,8 millones.
En los primeros seis meses de 2020, sus ventas cayeron más de 38%, a $ 5331,05 millones. Ganó $ 1332,5 millones, casi tres veces más que un año antes, principalmente, por un efecto financiero. De hecho, el resultado operativo, de $ 220 millones, fue menos de la mitad del primer semestre de 2019 ($ 5119,2 millones) y por debajo de un tercio del de la mitad inicial de 2018 ($ 924,74 millones).
Por su parte, CGP facturó $ 29.275,06 millones el año 2019. Dijo que perdió $ 4283,35 millones. En 2018, con ventas brutas por $ 28.722,9 millones, había ganado $ 4334,2 millones. Durante el primer semestre de 2020, sus ingresos se retrajeron 23%, a $ 11.078,2 millones. Su beneficio fue de $ 457,27 millones, contra $ 3,5 millones de un año antes. También fue por efecto financiero. El resultado operativo, $ 368,46 millones, se retrajo a menos de la mitad.
El verdadero dueño y CEO
Ex director de YPF con Repsol (1999-2004) y CEO de Edenor (2005-2012), Alejandro “el gordo” Macfarlane, fue titular de Edelap, la distribuidora eléctrica de La Plata, hasta marzo de 2017. Le vendió esa empresa y EdeA, la concesionaria de la Costa Atlántica, al grupo Desarrollos Energéticos (DESA), el fondo que lidera Rogelio Pagano, quien fue su CFO en Edenor. Ambos, habían desembarcado en el directorio de la mayor distribuidora eléctrica del país luego de su adquisición por parte de Dolphin, el grupo inversor de Marcelo Mindlin, el empresario preferido de Macri (foto).
La venta de Edelap y EdeA estuvo valuada en más de u$s 250 millones. Un par de meses después, con una parte de ese capital, Disvol se hizo con el 20% de Camuzzi que le permitió llegar a un share del 70% y le aseguró Macfarlane las sillas de ambas cabeceras. Por ese take-over, habría desembolsado cerca de u$s 40 millones. El empresario ya había ingresado al capital de las gasíferas en 2013, tras adquirir la tenencia que pertenecía a la estadounidense Sempra Energy.
Ya con el nuevo controlante, gracias al horizonte de tarifas a cinco años que le dio la revisión tarifaria integral (RTI) de 2016, CGP y CGS habían emprendido un programa de inversiones de $ 7500 millones, con el objetivo de expandir y mejorar su red. Esto, calculaba, le permitiría incorporar 300.000 nuevos clientes en tres años. En septiembre de 2019, celebró la suma de 100.000 y más de 253.000 metros de cañería añadidos, aseguraba el prestigioso medio cronista.com.
- “Pocos. Somos muy pocos , se ufanó Macfarlane, con sonrisa leve, casi imperceptible, y tono firme, estridente, cuando se le sugirió, en broma, que él es la prueba de que existe vida después de la ex SIDE. Y que, además, era buena. La referencia, hecha durante una entrevista con este cronista (sic.en cronista.com), publicada a mediados de 2017, fue a los años en los que lo llamaban Señor 2.5, por la influencia que tuvo en la entonces Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) cuando su suegro, Hugo Anzorreguy, fue el Señor 5, como se denomina al jefe de los espías.
“No tengo ningún inversor financiero. Somos nosotros", aclaraba, en relación a Disvol, la sociedad que formó en 2011. En la comunicad de negocios, Macfarlane es uno de esos personajes que no pasan desapercibidos. Hombre de nexos –y talento– para deslizarse entre las distintas tonalidades del Círculo Rojo, la mención de su apellido –uno de los menos usuales en una guía telefónica, además–, siempre, despierta intriga, acerca de sus socios o a quiénes puede representar.
Finalizado el gobierno de Carlos Menem, Macfarlane fue reclutado por Repsol YPF. Trabajó como director de Asuntos Institucionales de la petrolera hasta 2004. En 2005, Dolphin –precursor de Pampa Energía–, flamante dueño de Edenor, lo eligió como CEO de la distribuidora eléctrica. Ocupó el sillón hasta febrero de 2012, poco después de que Cristina Fernández de Kirchner asumiera su segundo mandato, con el envión emocional que le dio el 54% de su reelección.
Pocos meses antes, en diciembre de 2011, Macfarlane había dado su primer paso en solitario: la compra de Edelap. En 2013, cuando entró a Camuzzi, ya estaba alejado definitivamente del grupo energético que timonea Mindlin. Hasta 2017, poco antes de la compra del control de Camuzzi, integró el directorio del Banco Macro, el banco de su amigo Jorge Brito.
Aficionado al rock & roll, ex rugbier de Belgrano Athletic, el fútbol es otra de sus pasiones. En 2009, de hecho, formó La Máquina Corporate de CEOs y ejecutivos -Luis Caputo y Mario Quintana, entre ellos- que asesoró a Rodolfo D’Onofrio, ex presidente de River, en su primer intento por ascender al despacho principal del Monumental. D'Onofrio finalizó su segundo mandato en River y lo sucedió Jorge Brito hijo. Todo queda en familia y todo son negocios.