Hace poco más de un mes, el Congreso argentino aprobó el proyecto de Boleta Única de Papel (BUP) para las elecciones nacionales, con 143 votos a favor y 87 en contra. Este cambio marca una transición hacia un modelo más simplificado, similar al utilizado en Mendoza, que busca optimizar el proceso electoral y facilitar el voto a la ciudadanía.
La Cámara Nacional Electoral ya está trabajando en la planificación de las próximas legislativas de 2025, que serán las primeras a nivel nacional en utilizar este nuevo sistema. Desde el 1 de noviembre, se encuentra disponible el padrón provisorio, y se insta a los ciudadanos a verificar sus datos para asegurar su correcta inclusión en las listas electorales.
La BUP incluirá todas las categorías electorales en una sola hoja, facilitando la identificación de partidos y candidatos. Habrá un casillero en blanco para quienes deseen votar en blanco en una categoría, aunque no se podrá votar por lista completa. Este diseño estandarizado busca uniformidad y claridad en el proceso de votación.
El Poder Ejecutivo será responsable de la impresión de las boletas, con un número igual al de electores más un 5% adicional. Las boletas serán distribuidas a través del correo a las Juntas Electorales, asegurando que cada elector reciba su boleta firmada y un bolígrafo para marcar su elección de forma clara y válida.
El escrutinio de los votos se llevará a cabo con la presencia de fiscales, y se clasificarán los votos válidos, nulos y recurridos. La Junta Electoral Nacional tendrá un plazo máximo de 10 días para finalizar el escrutinio definitivo en las elecciones presidenciales, lo que contribuirá a una mayor transparencia y confianza en el proceso electoral.
Además de la implementación de la BUP, la ley introduce cambios en las penas por delitos electorales, abarcando delitos como la sustracción y falsificación de boletas. Estos cambios buscan fortalecer la integridad del proceso electoral y garantizar que los comicios se realicen de manera justa y transparente.