La gran promesa de Vaca Muerta sigue atrayendo inversiones millonarias y un flujo constante de migración hacia Neuquén. Pero, ¿dónde está el impacto de esas riquezas en la vida cotidiana de los neuquinos? Las regalías petroleras y gasíferas, que deberían traducirse en mejores condiciones para los habitantes, parecen perderse entre problemas de gestión e infraestructura.
El gobernador de Neuquén, Rolo Figueroa, reclama más fondos al gobierno nacional y a las empresas que operan en la región. Sin embargo, las mejoras no son evidentes. Localidades clave como Añelo, epicentro de Vaca Muerta, enfrentan un déficit de viviendas, rutas deterioradas y servicios básicos insuficientes. Las promesas de obras como el anillo de circunvalación en Villa La Angostura siguen paralizadas, aumentando el malestar de los vecinos.
Al mismo tiempo, la migración hacia Neuquén no se detiene. Según datos recientes, más de 22.000 personas se radicaron en la provincia en 2024, buscando trabajo en los sectores petrolero, frutícola y de la construcción. La presión sobre los servicios y la infraestructura crece, pero las respuestas del Estado no están a la altura.
El potencial económico de Vaca Muerta enfrenta grandes desafíos logísticos. Las rutas, en mal estado, dificultan el transporte de insumos y productos. Además, los camiones que abastecen a las empresas petroleras generan un desgaste constante en las vías provinciales, que no reciben mantenimiento adecuado. La falta de infraestructura adecuada limita la expansión de esta industria clave y afecta directamente a los trabajadores y sus familias.
A esto se suman los problemas habitacionales en localidades cercanas, donde los precios de alquileres se disparan y no hay suficiente oferta para cubrir la demanda. Muchas familias llegan con expectativas de encontrar estabilidad, pero terminan enfrentando una calidad de vida precaria.
En este contexto, la mirada también se dirige hacia los líderes nacionales. El presidente Javier Milei, quien ha planteado la necesidad de descentralizar los recursos nacionales, aún no ofrece soluciones concretas para regiones como Neuquén. Por su parte, Rolo Figueroa parece enfocado en mantener su capital político mientras el desarrollo de la provincia sigue estancado.
La riqueza que genera Vaca Muerta no se traduce en mejoras tangibles para los neuquinos. Sin inversiones reales en infraestructura y una gestión más eficiente, el potencial de la región podría quedar desaprovechado. Mientras tanto, las familias que llegan en busca de oportunidades laborales continúan enfrentando dificultades en su día a día.
¿Será Vaca Muerta el motor que impulse a Neuquén hacia el desarrollo o seguirá siendo un caso de promesas incumplidas? Por ahora, las respuestas están pendientes.
