Mañana, la Reserva Federal de los Estados Unidos llevará a cabo su esperada reunión de política monetaria, y la atención de los mercados globales se centra en este evento. Esta reunión es especialmente relevante para las economías de China y Japón, ya que sus monedas, el yuan chino y el yen japonés, han experimentado caídas significativas frente al dólar, con una disminución del 13% para el yuan y un 22% para el yen desde principios de 2022.
A pesar de las diferencias fundamentales entre China y Japón, ambas naciones han implementado políticas monetarias expansivas en contraposición a la mayoría de las economías desarrolladas, que han aumentado sus tasas de interés. China ha reducido las tasas de interés y los requisitos de reserva bancaria para estimular su economía, mientras que Japón se ha mostrado reacio a abandonar su política de tasas de interés ultrabajas, a pesar de enfrentar su inflación más alta en décadas.
Las divergencias en las tasas de interés con respecto a Estados Unidos han ejercido presión sobre el yuan y el yen. Los rendimientos de los bonos del gobierno japonés a 10 años son 3,6 puntos porcentuales más bajos que sus homólogos estadounidenses, y la brecha entre los bonos chinos y estadounidenses es de 1,7 puntos.
China se enfrenta al riesgo de salidas de capital, con salidas netas de $42.000 millones en agosto, el ritmo más rápido desde 2016. Sin embargo, China tiene herramientas disponibles para frenar la depreciación del yuan, y se espera que continúe impulsando su economía con estímulos monetarios y fiscales, lo que podría mantener altas las tasas de interés estadounidenses.
Por otro lado, en Japón, se anticipa que el banco central aplique medidas restrictivas a medida que gane confianza en que la inflación, aunque baja, se ha arraigado en las expectativas de los hogares. La inflación básica de Japón ha superado el objetivo del 2% del banco central durante más de un año, y los rendimientos de los bonos gubernamentales japoneses a 10 años han alcanzado niveles no vistos desde 2014.