Elecciones en Estados Unidos: una candidata que se reservó y un candidato que habló de más
A horas del cierre de una votación clave en Estados Unidos, las campañas de Kamala Harris y Donald Trump han marcado una elección donde ambos candidatos tomaron estrategias comunicacionales muy diferentes: Harris ha sido cauta y disciplinada en sus declaraciones, mientras que Trump ha hablado abiertamente, a veces en exceso, sobre sus intenciones y críticas hacia su rival y otros grupos ciudadanos.
La campaña de Harris tuvo un arranque fuerte, con un discurso optimista centrado en la defensa de derechos democráticos, la libertad de expresión y el acceso a la salud reproductiva. En eventos y entrevistas, la candidata priorizó alertar sobre los posibles riesgos de una presidencia de Trump y reiteró sus valores democráticos. Sin embargo, esta postura cauta también tuvo sus costos. Durante su discurso de aceptación de la nominación, y hasta en el debate con Trump, se mostró reacia a profundizar sobre políticas específicas, dejando ciertas dudas sobre cómo sería su gobierno. Aunque este enfoque le permitió proyectarse como una candidata seria y confiable, analistas creen que la falta de detalles claros sobre su programa de gobierno pudo frenar su avance en las encuestas tras el debate.
Por su parte, Trump optó por una estrategia comunicacional más agresiva y expresiva, especialmente desde que Joe Biden se retiró de la contienda, dejándole a Harris la responsabilidad de encabezar la fórmula demócrata. Durante la primera parte de su campaña, el expresidente mostró cierta moderación, en un esfuerzo de sus asesores por apelar a votantes moderados. Sin embargo, con Harris al frente, Trump volvió a su estilo habitual, evocando el legado de su administración en áreas como la economía y la inmigración.
Trump, a diferencia de Harris, fue directo en cuanto a sus planes de acción en una posible segunda presidencia, destacando temas que preocupan a ciertos sectores de la población: la inseguridad alimentaria, que afecta a un 13,5 % de los hogares en EE. UU., y la inmigración, un tema donde un 55 % de los ciudadanos manifestó en una encuesta de Gallup el deseo de reducir el flujo migratorio. Pero esta actitud también le ha valido algunos reveses. En varias ocasiones, el expresidente se mostró crítico y hasta despectivo hacia Harris y ciertos grupos sociales, lo que causó incomodidad incluso entre algunos de sus propios seguidores.
El episodio reciente en el Madison Square Garden, donde hizo comentarios polémicos que fueron cuestionados por analistas y políticos, fue visto como un error por muchos de sus asesores. Las encuestas reflejaron una leve caída en sus números tras el evento, mostrando que la estrategia de comunicación frontal de Trump, aunque efectiva para ciertos votantes, puede jugarle en contra.
Al final, estas elecciones en Estados Unidos parecen depender no solo de las políticas que proponen ambos candidatos, sino también de sus personalidades y estrategias de comunicación. Harris, con su prudencia, apostó por un estilo seguro pero que puede haber limitado su impacto en un público que demanda mayor claridad en sus propuestas. Trump, en cambio, habló con franqueza sobre sus intenciones, logrando conectar con algunos votantes, aunque el exceso de declaraciones controvertidas le haya costado el apoyo de otros sectores.
En cuestión de horas, el resultado de esta contienda mostrará cuál de las estrategias ha resonado más entre los votantes. Mientras, el país observa atentamente y se prepara para un desenlace histórico en un contexto en el que más de seis de cada diez estadounidenses creen que el país va en una dirección equivocada.