A catorce años de la muerte de Néstor Kirchner, el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, no solo lo recordó como el impulsor de un proyecto político que marcó un antes y un después en Argentina, sino que aprovechó el momento para reforzar un mensaje de unidad dentro del peronismo. Desde su cuenta de X, el mandatario subrayó que las conquistas sociales que Kirchner promovió hoy están en riesgo, llamando a cerrar filas para defender lo que se ha logrado y ofreciendo una dirección clara para responder a las necesidades del pueblo.

El mensaje de Kicillof llega en un momento crítico para el Partido Justicialista, inmerso en una interna marcada por crecientes tensiones. La reciente decisión de la Junta Electoral del PJ de desestimar la lista del gobernador riojano Ricardo Quintela, por no alcanzar los 14.000 avales requeridos, ha sacudido la estructura partidaria y puesto en duda la transparencia del proceso. En respuesta, Kicillof y su equipo anunciaron que denunciarán a la Junta por presunta mala administración de los avales presentados y por el “robo” de firmas, en un intento de exponer las falencias de un sistema que, según ellos, carece de garantías y protección. adecuada de la documentación presentada.

Este escenario plantea una paradoja: mientras Kicillof llama a la unidad en homenaje al legado de Kirchner, el PJ enfrenta una crisis que amenaza su cohesión interna. La falta de acuerdos y las acusaciones cruzadas ponen en evidencia un partido dividido, que en lugar de concentración en consolidar sus bases, se encuentra envuelto en una disputa por el control territorial. ¿Podrá Kicillof llevar su mensaje de unidad a la práctica, o será otro capítulo de la fragmentación peronista? Con el plazo para subsanar los avales venciendo el 27 de octubre, la interna justicialista muestra la fragilidad de un partido en el que la unidad parece cada vez más un ideal difícil de concretar.