Mientras Natalia de la Sota expande su influencia en el Congreso, está tensando sus lazos con el peronismo de Córdoba, especialmente con Martín Llaryora. Aunque discreta, expresa su preocupación por la dirección que está tomando el Partido Cordobés bajo la gestión de Llaryora.
De acuerdo con su análisis, la expansión de la alianza oficialista que lidera Llaryora está ignorando principios fundamentales del peronismo en la provincia. La diputada recuerda cómo el éxito del peronismo cordobés, iniciado por su padre en 1998, se logró mediante alianzas con antiguos rivales. Sin embargo, indica que las recientes transformaciones, incluido el cordobesismo, han alejado al partido de sus valores esenciales.
De la Sota critica la ambigua postura del gobierno provincial frente a la administración de Javier Milei. Según su entorno, De la Sota considera inaceptable apoyar a un presidente que ataca la justicia social y el tejido productivo, dos pilares del justicialismo que están siendo cuestionados.
Esta postura también refleja un alejamiento de la estrategia del bloque de Hacemos Coalición Federal. De la Sota ha mostrado desacuerdo con los diputados que apoyan ciegamente las decisiones del gobierno provincial. “Ni siquiera discuten, sólo levantan la mano”, comentan desde su círculo cercano.
El conflicto se extiende al interior del peronismo provincial, donde surge la pregunta: ¿cuánto del peronismo original queda en un partido que se ha abierto a elementos históricamente antiperonistas?
En el entorno de De la Sota, se destaca la necesidad de preservar el peronismo como una fuerza predominante dentro del Partido Cordobés. Las críticas se centran en la incorporación de nuevos miembros que están diluyendo los principios peronistas, un proceso que comenzó con Juan Schiaretti. “Parece que el peronismo está perdiendo su identidad. Pronto será una palabra mal vista”, lamentan.
El apellido De la Sota sigue teniendo peso. Su intento de crear un nuevo espacio político puede atraer a quienes están descontentos con la dirección actual del partido. La diputada está consciente de que necesita fortalecer su influencia antes de las elecciones de 2025. Aunque no es la favorita del gobernador, sus voceros destacan que su objetivo es plantear el debate, no solo asegurar un cargo.
De la Sota también se distingue de otros dirigentes del peronismo que han mostrado menor resistencia a los cambios propuestos por la administración provincial, como Daniel Passerini, quien ha reforzado sus lazos con Schiaretti y Alejandra Vigo.
De la Sota ha mantenido contacto con diversos dirigentes y está explorando nuevas alianzas que podrían alinearse con sus críticas a Milei. Aunque sigue siendo parte del peronismo, busca maneras de adaptar su enfoque a las circunstancias actuales, sin diluir los principios del partido.
Las críticas a la gestión de Alberto Fernández y la necesidad de actualizar la doctrina del peronismo son parte de su estrategia. De la Sota se muestra abierta a acuerdos con sectores que critiquen a Milei, pero siempre desde una postura que preserve la esencia del peronismo.
En resumen, Natalia de la Sota está marcando una distancia significativa con el Partido Cordobés y la administración actual, tratando de mantener una línea política coherente con sus convicciones, mientras navega por un panorama político cambiante.