Dos años después de la invasión de Ucrania y las severas sanciones occidentales, la economía rusa ha sorprendido a los expertos con un crecimiento inesperado. El Fondo Monetario Internacional (FMI) elevó su pronóstico para 2024 a 2,6%, posicionando a Rusia como la economía de mayor crecimiento en Europa.
Si bien las medidas occidentales, como la congelación de activos del Banco Central, generaron un impacto inicial, la economía rusa parece haberse adaptado. El presidente Putin atribuye este éxito a la reorientación del comercio hacia nuevos mercados como China e India, y a la fuerte inversión en el sector militar.
Las filas en los cajeros automáticos y la confiscación de bienes a oligarcas son parte del pasado. La fortaleza económica de Rusia ha permitido sostener el esfuerzo militar en Ucrania, donde se espera un conflicto congelado a lo largo del año.