¿Quién decidió los candidatos que hundieron a La Libertad Avanza en Santa Fe? ¿Por qué Patricia Bullrich no pudo festejar los pocos triunfos que logró? Lo que pasó en la interna libertaria dejó heridos y muchas preguntas sin responder. Acá te contamos lo que nadie dice, pero todos en el entorno libertario comentan en voz baja.
La palabra clave que define la elección en Santa Fe para La Libertad Avanza es una sola: desastre. La lista encabezada por Nicolás Mayoraz no llegó ni al 15% de los votos. El papelón fue tan grande que desde Casa Rosada intentaron despegarse por completo. Ni un mensaje de aliento recibieron los candidatos libertarios. En el búnker, los militantes se quejaban: "No mandaron ni un WhatsApp".
Pero hubo dos sorpresas que, aunque mínimas, sirvieron para maquillar la caída. Los únicos que celebraron fueron los que contaron con el respaldo silencioso de Patricia Bullrich. En Rosario, Juan Pedro Aleart le ganó al oficialista Ciro Seisas, y en el departamento Belgrano, Javier Meyer también se impuso.
¿Quién se hizo cargo de la derrota? Nadie. Y ahí empezó el pase de facturas. Según fuentes del propio espacio, Karina Milei decidió competir sola, sin cerrar acuerdos con figuras como Amalia Granata. Todo para mantener el control total del sello libertario en la provincia. Pero cuando vieron que no levantaban en las encuestas, activaron un plan de emergencia para culpar a otros.
El elegido para pagar los platos rotos fue Lule Menem, quien impulsó el nombre de Mayoraz. Para entonces, el conflicto interno ya era incontrolable. Romina Diez, muy cercana a Karina, casi no se hablaba con Mayoraz. Desde el entorno de Diez aseguran que le impusieron la lista desde arriba, sin dejarle margen de decisión.
Mientras tanto, el equipo de Santiago Caputo trató de vender como un éxito el resultado de Granata, que casi le gana a Mayoraz y lo deja en cuarto lugar. En redes, los influencers libertarios celebraban a Euge Rolón, pero nadie decía nada de Mayoraz. El silencio fue tan elocuente como los votos.
“Le fue mal porque no hizo campaña en el norte”, se justificaba un referente local. Pero la verdad es que el fracaso fue parejo en toda la provincia.
Para colmo, a Patricia Bullrich le prohibieron decir que Aleart y Meyer eran suyos. Respetó la orden, pero en privado disparó con munición gruesa: “Karina no sabe nada de política”, repetía molesta.
Así, la elección en Santa Fe dejó al descubierto algo más profundo: un proyecto político desordenado, con internas feroces y sin estrategia territorial. El show libertario perdió fuerza, y las heridas internas todavía sangran.