La situación alimentaria en Argentina atraviesa un momento crítico. Mientras el precio de los alimentos sigue en alza, el consumo de lácteos y carne en los niños cae a niveles alarmantes. ¿Cómo llegamos a este punto y cuáles son las consecuencias?
Según datos recientes, 10 millones de niños en Argentina redujeron su consumo de carne y productos lácteos en comparación con el año pasado. La crisis económica ha empujado a las familias a cambiar su dieta: el 58% de los hogares consume menos frutas y verduras, mientras que el único grupo de alimentos que creció fue el de fideos y harinas, con un aumento del 24%. Incluso el consumo de yerba cayó un 20%, un indicador claro del deterioro del poder adquisitivo.
Los tambos atraviesan una situación dramática. La caída en el consumo y la falta de apoyo estatal han llevado al cierre de establecimientos, con toneladas de leche desperdiciadas. "En el campo se está tirando la leche mientras los chicos ya no consumen lácteos", advirtió Álvaro de Lamadrid, ex diputado radical.
La crisis golpea también a las grandes industrias. Nestlé anunció la paralización de su planta en Villa Nueva, Córdoba, obligando a sus 189 empleados a tomar vacaciones forzadas debido al exceso de stock. La producción de leche en polvo y leches UHT se desplomó, reflejando la menor demanda en el mercado interno.
El impacto en la infancia es devastador. Se estima que un millón de niños y jóvenes se van a dormir sin comer y ya no consumen leche ni lácteos. El 65% de los menores de 14 años vive en la pobreza, mientras que el 28% de la población enfrenta inseguridad alimentaria.
"El aumento de la desnutrición infantil en Argentina es un crimen imperdonable", advirtió De Lamadrid, quien alertó sobre la falta de políticas eficaces para enfrentar esta crisis.
La situación es crítica y requiere respuestas urgentes. Mientras el gobierno de Javier Milei sostiene su plan económico, miles de familias se ven obligadas a reducir su alimentación a productos de menor calidad. ¿Se tomarán medidas para revertir esta crisis?
La respuesta a esta pregunta definirá el futuro de millones de niños argentinos.