¿Qué pasó dentro del espacio de Amalia Granata para que todos se empiecen a bajar del barco? A pocas horas de la elección para la constituyente santafesina, otro golpe sacudió su armado político: Beatriz Brouwer rompió con Somos Vida y se fue a armar su propio bloque. Pero esto no es nuevo: la historia de rupturas en su espacio viene de antes y no para de sumar capítulos.
El problema no fue solo político, fue personal. Desde hace meses, varios referentes le venían marcando a Granata que su estrategia de campaña estaba generando ruido. Denuncias, operaciones y ataques en redes sociales terminaron cansando hasta a los propios. La gota que rebalsó el vaso fue la influencia de Santiago Caputo, asesor sin cargo ni oficina, pero con mucho poder.
Caputo es señalado como el cerebro detrás de la campaña sucia en redes. Bajo su ala, se movía una red de cuentas falsas que se dedicaban a difundir noticias falsas y a atacar a opositores internos y externos. Una de las más activas era “TraductorTeAma”, manejada por Esteban Glavinich, santafesino con pasado familiar vinculado a contratos públicos bajo sospecha.
En medio de este panorama, Beatriz Brouwer, diputada de Unite, dijo basta. Anunció su salida de Somos Vida, el bloque que había armado Granata, y se sentó sola. Esto deja a Amalia Granata con apenas cuatro votos propios en la Legislatura, un número que le resta fuerza justo cuando más necesita mostrar unidad y solidez.
No es la primera vez que le pasa. En su primer mandato ya había sufrido una fuga de legisladores y terminó en un monobloque. Esta vez, la historia parece repetirse: meses atrás, ya se le habían ido Fido Porfiri y Omar Paredes, llevándose cinco de las siete bancas que había logrado en la elección anterior.
Dentro del espacio de José Bonacci, fundador del partido Unite, también hay enojo. La presión para que Granata bajara el tono y buscara alianzas más amplias fue grande. Incluso se pensó en sumar fuerzas con La Libertad Avanza, pero Amalia eligió otro camino. No cerró acuerdo con los libertarios, tampoco con el peronista Lewandowski, y terminó aliándose a la Coalición Cívica, que ni siquiera tiene presencia legislativa en Santa Fe.
Desde adentro de su bloque lanzaron una frase filosa: “Amalia va a terminar siendo la Lilita de Santa Fe, en vez de convertirse en una opción real de poder”.
El desafío ahora es grande: necesita más de 300 mil votos para seguir siendo relevante. Pero con cada ruptura, ese objetivo parece más lejano. ¿Logrará dar vuelta la historia o esta será otra elección cuesta arriba para Granata?