La reciente renuncia de Alberto Haure a la Secretaría de Coordinación Legal y Administración de Interior, dependiente de la Jefatura de Gabinete de Guillermo Francos, sigue el patrón ya conocido en el gobierno de Javier Milei: funcionarios que abandonan sus puestos alegando "motivos personales". Este argumento, una fórmula repetida por la administración libertaria cada vez que uno de sus miembros decide apartarse, invita a la reflexión sobre lo que realmente ocurre tras bambalinas.

Haure, una figura clave en el manejo del presupuesto de la Secretaría de Interior de Lisandro Catalán, no es ajeno al entorno de Milei. En el pasado, fue el responsable de pagarle desde Provincia Seguros cuando el economista libertario le facturaba a Daniel Scioli durante su paso por la gobernación de Buenos Aires. Sin embargo, lo que parece una salida ordinaria de un funcionario más, oculta conexiones que merecen ser analizadas con mayor detenimiento.

En agosto, una investigación de La Nación reveló que Milei emitió facturas fraudulentas por 120 millones de pesos a Scioli, lo que genera un halo de sospecha sobre su relación con aquellos que facilitaron esos pagos. La renuncia de Haure en este contexto no puede pasarse por alto. ¿Es realmente una salida por motivos personales o una estrategia para distanciarse de un escándalo potencial que podría salpicar a más funcionarios?

La renuncia de Haure pone de nuevo en primer plano las tensiones internas del gobierno de Milei, donde las salidas constantes de funcionarios clave no solo debilitan la estructura del ejecutivo, sino que también abren interrogantes sobre la capacidad del líder libertario para mantener un equipo estable y leal.