La reciente implementación de la Boleta Única en Papel (BUP) en el ámbito nacional generó un intenso debate entre dirigentes políticos de la provincia de Buenos Aires. Con menos de dos meses para el cierre del año, la Legislatura bonaerense aún no trató la reforma, aunque se espera que pronto se aborden temas como el presupuesto y la fiscal impositiva, en medio de la tensión por la oposición que respalda la BUP.
Rubén Eslaiman, legislador bonaerense, organizó una charla sobre el sistema electoral, donde el politólogo Sebastián Galamarini presentó los argumentos en contra de la BUP. Según Galamarini, la nueva boleta sería excesivamente costosa, ya que con las actuales listas y candidatos en la provincia, la boleta tendría un tamaño de 1,40 metros por 1,40, lo que implicaría un gasto de 3.600 millones de pesos para el Estado, frente a los 70 pesos que cuesta la boleta tradicional.
Galamarini también cuestionó la afirmación de que la BUP incrementaría la transparencia. Recordó que en 40 años de democracia, no hubo denuncias de fraude graves, y citó el ejemplo de Javier Milei, quien ganó sin el apoyo de estructuras tradicionales. Además, destacó que la reforma no busca cambiar el sistema electoral de manera estructural, sino modificar un aspecto menor dentro de un sistema más complejo.
El politólogo también advirtió sobre los efectos potenciales de la Boleta Única en los votantes. Aseguró que, si bien se promete una reducción en los gastos, podría aumentar la confusión en los electores, generar un mayor voto cruzado y fomentar el voto en blanco, tal como ocurrió en Mendoza durante las últimas elecciones. Esta reforma podría hacer más difícil para los votantes entender el proceso electoral.
Galamarini también planteó varios interrogantes sobre las próximas elecciones en la provincia, especialmente sin una Ley de Financiamiento y con un sistema electoral debilitado. Preocupaciones sobre las elecciones PASO y la superposición de los sistemas de votación, como ocurrió en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), también fueron señaladas como posibles complicaciones para los próximos comicios.
Durante la charla, Galamarini hizo alusión al periodista Carlos Pagni, quien había criticado la iniciativa de la charla, sugiriendo que podría haber un interés político detrás de la reforma. Galamarini desmintió estas acusaciones y defendió el espacio como una discusión legítima sobre el sistema electoral y sus impactos.