VISIÓN POLÍTICA




Era la comida, estúpido: la inflación en alimentos trepa al 3% semanal en el conurbano bonaerense

04-04-2022 - Por Visión Política

La inflación en alimentos empezó a pegar en el Conurbano por encima de la media nacional, un dato que apunta de lleno a la base electoral del kirchnerismo. Todas las consultoras estiman que en marzo el índice de precios estará por encima del 5,5%, una situación que se agravará cuando empiece a implementarse la suba de tarifas.

El hecho de haber sido la región favorecida en materia de subsidios también hace que, cuando estos se retiran, mayor sean los impactos de corto plazo en los precios. Así se evidenció en febrero cuando, producto de la suba del 15% en la factura de luz para los grandes usuarios -como usinas, productores, centros de acopio y grandes superficies comerciales-, los efectos de segunda ronda llegaran a los alimentos que terminaron con un aumento diferencial de 1,1 punto porcentual: 8,6% en el Gran Buenos Aires contra 7,5% en el promedio país.

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En marzo, resta que impacte el aumento en los costos de refrigeración de los alimentos en los comercios más chicos. Ahora las pequeñas superficies comerciales, como mini mercados y almacenes, van a ser los que trasladen el aumento de los costos a los bienes finales, en especial alimentos, y servicios. Y estos se suman a los de logística por la suba de los combustibles y el último aumento de la paritaria para camioneros.

Dicho en otras palabras, la concentración de aumentos tarifarios en el Gran Buenos Aires hará que, por efectos de segunda ronda, la canasta básica suba ligeramente más precisamente donde Cristina Kirchner tiene su base electoral. Esto explica su negativa tajante a los aumentos de tarifas allí donde Nación tiene injerencia directa  en el precio de la distribución eléctrica, precisamente el Conurbano y la Ciudad de Buenos Aires.

En efecto, la inflación interanual a diciembre mostraba entre regiones un desvío menor a los 2 puntos porcentuales respecto del promedio ponderado nacional. Medido sobre alimentos, en febrero el desvío se elevó a los 6 puntos. En el caso del Gran Buenos Aires con 3 puntos sobre la media de 55,8% interanual y en el caso del Noreste, 6 puntos por debajo.

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"Creo que solo las tarifas no explican la diferencia en la suba de los alimentos en febrero. La vicepresidenta lógicamente busca evitar cualquier medida que lesione a su base electoral que se concentra en el Conurbano, pero el FMI lo que está pidiendo es una reducción de los subsidios energéticos. Lo que hay que tener en cuenta es que la tarifa tiene un componente mayorista tanto para el gas como para la electricidad que sube para todo el territorio nacional, con alguna diferencia por el costo de transporte, y ahí el aumento termina, a priori, siendo parejo en todas las zonas", dijo el economista Camilo Tiscornia de C&T asesores económicos.

"En cambio, donde sí hay diferencia es en el valor agregado de distribución. Y ahí es más importante la diferencia en el caso de la electricidad que en el del gas. En el Gran Buenos Aires este valor lo regula Nación y en el interior, lo hacen las provincias. Allí lo fueron ajustando y por eso cualquier aumento en este segmento de la boleta, pesa menos en el total del costo del servicio. Por el contrario, en el Gran Buenos Aires la parte mayorista es la más pesada y cuando sube pega más. En el caso del gas como la regulación de la distribución está regulada para todo el país, la diferencia es menor", dijo.

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En Marzo también se autorizó una suba del 6% en prepagas y el 11% en naftas. En alimentos el impacto no es menor. "En Marzo hubo una gran moderación en la suba de las verduras luego de la fuerte escalada de enero y febrero, pero, por el otro, se aceleraron las carnes y los derivados del trigo, sobre todo, en la tercera semana del mes", señala Tiscornia. 

 

Y hacia fin de abril, el Gobierno deberá llamar a audiencias públicas para definir cómo continúa el aumento de tarifas de energía con los criterios acordados con el FMI de eliminar los subsidios al 10% más pudiente y luego subir las facturas de luz y gas siguiendo -con algunos pasos de rezago- la evolución de los salarios.