Cuando en 1970 secuestraron y asesinaron al general Pedro Eugenio Aramburu, el nombre de Mario Eduardo Firmenich comenzó a ser parte central de una de las etapas más violentas en la historia reciente de Argentina. Pero, ¿quién era este joven que emergía como líder de los Montoneros?
El 29 de mayo de 1970, en una estancia de Carlos Tejedor, se llevó a cabo el juicio popular que los Montoneros organizaron contra Aramburu. La ejecución fue parte de lo que definieron como una respuesta al “clamor popular peronista”, aunque el hecho sigue generando controversia. En ese entonces, Firmenich, de apenas 22 años, desempeñó un papel clave en la operación. Su función era generar ruido golpeando una morsa con una llave inglesa, para encubrir los disparos que dieron fin a la vida del general.
Firmenich, nacido el 24 de enero de 1948 en el barrio porteño de Floresta, había sido un alumno destacado. Egresó del Colegio Nacional de Buenos Aires en 1966 y se inscribió en la Facultad de Agronomía de la UBA. Sin embargo, su vocación cambió al involucrarse en la Juventud Estudiantil Católica, donde recibió influencia de figuras como el cura Carlos Mugica, conocido por su trabajo en la villa 31.
En 1969, Firmenich fue parte del grupo fundador de Montoneros, junto a Fernando Abal Medina y otros. Inspirados por el catolicismo progresista y las ideas de John William Cooke, buscaban una revolución peronista que combinara elementos del marxismo y el revisionismo histórico. Para ellos, el asesinato de Aramburu era una respuesta a la proscripción del peronismo y al ocultamiento del cadáver de Evita.
El secuestro y muerte de Aramburu marcaron el comienzo de una escalada de violencia. En septiembre de ese mismo año, tras la muerte de Abal Medina y Carlos Ramus en un enfrentamiento con la Policía Federal, Firmenich se convirtió en el principal líder de Montoneros. Su apodo, “Comandante Pepe”, simbolizaba la transición de un movimiento inicial hacia una organización con miles de miembros activos.
Bajo su liderazgo, Montoneros llevó a cabo operaciones como el asesinato del dirigente sindical José Ignacio Rucci en 1973, un hecho que el propio Firmenich admitiría años después como “un error político”. También enfrentó el quiebre definitivo con Juan Domingo Perón, quien los llamó “imberbes” durante el acto del 1 de mayo de 1974.
En 1975, Montoneros fue declarada ilegal, pero la organización continuó operando desde la clandestinidad. Durante la dictadura militar, Firmenich logró escapar al extranjero mientras la represión desmantelaba a la mayoría de sus militantes.
Tras la vuelta de la democracia, Mario Eduardo Firmenich fue detenido en Brasil en 1984 y extraditado a Argentina. Condenado a 30 años de prisión, recuperó la libertad en 1990 gracias a los indultos del presidente Carlos Menem. Desde entonces, se alejó de la política activa, radicándose en Barcelona, donde se doctoró en Economía y se dedicó a la docencia.
Hoy, el nombre de Mario Eduardo Firmenich sigue siendo un punto de debate histórico. Su protagonismo en hechos clave como el asesinato de Pedro Eugenio Aramburu y su liderazgo en Montoneros lo posicionan como una figura central, aunque también controvertida, en los complejos años 70 en Argentina.