¿Qué es el wokismo y por qué lo critica Javier Milei?
En un escenario global cada vez más polarizado, el término “wokismo” no pasa desapercibido. Javier Milei, durante su reciente intervención en Davos, lo calificó como un “cáncer cultural” que, según él, avanza bajo la bandera de la corrección política y la inclusión. ¿Qué hay detrás de este concepto que divide aguas en la política internacional?
Desde su origen en Estados Unidos, la palabra “woke” representaba el despertar frente a injusticias sociales, especialmente raciales. En los años '60, la comunidad afroamericana utilizaba el término como un llamado a mantenerse alerta contra la opresión.
Décadas más tarde, el movimiento Black Lives Matter lo rescató para visibilizar nuevas luchas: feminismo, derechos LGBTQ+ y cambio climático. Pero ¿cómo pasó de ser un símbolo de conciencia social a convertirse en un enemigo retórico para la derecha?
Según el investigador del Conicet Ezequiel Ipar, figuras como Donald Trump, Elon Musk y, ahora, Javier Milei, tomaron la palabra “woke” y la transformaron en un concepto despectivo. “La utilizan para canalizar resentimientos sociales, etiquetando a las causas progresistas como amenazas”, explicó Ipar.
Durante su discurso en Suiza, Milei argumentó que el wokismo busca justificar la expansión del Estado mediante políticas que, según él, imponen un socialismo encubierto.
Sus críticas alcanzaron temas como la diversidad de género, el feminismo y el aborto, posicionándose firmemente en contra de estas luchas sociales.
Aunque el término tiene raíces estadounidenses, Milei lo adapta al panorama local, encendiendo un debate que, para algunos, está descontextualizado. “En Argentina, hablar de wokismo es más una estrategia de marketing político que un reflejo de nuestra realidad”, opinó Santiago Armando, profesor en la Universidad Torcuato Di Tella.
Sin embargo, sus críticas no están exentas de controversia. Al referirse a la ideología de género como “abuso infantil” o tildar a las leyes de inclusión como “imposiciones”, el presidente se adentra en terrenos que rozan el discurso de odio.
Desde la perspectiva libertaria, las políticas asociadas al wokismo se presentan como intentos de adoctrinamiento que atentan contra la libertad individual.
No obstante, muchos expertos destacan que esta narrativa busca deslegitimar luchas sociales validadas democráticamente.
Por ejemplo, la Ley de Identidad de Género y otras normativas de inclusión en Argentina fueron aprobadas con amplio consenso político.
“La demonización del wokismo no es un debate genuino; es una herramienta discursiva para estigmatizar derechos conquistados”, señaló la socióloga Sol Montero.
La crítica al wokismo, amplificada por las redes sociales, trasciende fronteras. En países como Estados Unidos, es un tema recurrente en los discursos de líderes conservadores.
En Argentina, Milei capitaliza este fenómeno para consolidar su base electoral, profundizando divisiones ideológicas.
Aunque el término tiene orígenes positivos, su resignificación por parte de las derechas abre un debate sobre los límites entre el discurso político y el odio.
La grieta, lejos de cerrarse, promete seguir siendo un eje central en la agenda pública.