La Cumbre del G20 en Río de Janeiro no fue favorable para Javier Milei, quien pasó de ser el centro de atención en Palm Beach a quedar aislado entre los presidentes de los países más poderosos del mundo. A pesar de sus intentos de destacar, su discurso no consiguió eco entre los líderes del foro global, lo que evidenció la falta de apoyo internacional.
Durante las discusiones, Milei se abstuvo de obstaculizar el consenso, tal como lo había pactado previamente. Sin embargo, su postura contra el multilateralismo quedó clara cuando se apartó del documento común. En ese contexto, las intervenciones de Milei fueron aplaudidas solo por la delegación argentina, evidenciando su aislamiento político.
A pesar de sus intentos por generar alianzas, como un acercamiento con la premier italiana Giorgia Meloni, Milei no logró captar atención. La italiana, con una visión más pragmática y centrada en la integración internacional, mostró su indiferencia, lo que dejó claro el aislamiento de Milei en el G20.
Una de las imágenes más reveladoras de la cumbre fue la foto final, donde Milei no estuvo presente. En lugar de aparecer junto a los líderes principales como Lula, Biden, Xi Jinping o Modi, el presidente argentino quedó fuera de esta importante instantánea, simbolizando su desconexión con los demás mandatarios.
El choque de Milei con la política global se hizo evidente durante sus encuentros con Xi Jinping y Narendra Modi. Mientras su discurso se centraba en la defensa de las naciones occidentales, la política internacional continuaba moviéndose hacia una integración más estrecha con los países orientales, dejando a Argentina en una posición incómoda.
En el futuro, si Donald Trump regresa a la Casa Blanca, podrían cambiar las dinámicas que hoy limitan el protagonismo de Milei en el escenario internacional. Sin embargo, será clave observar si el presidente argentino logra adaptarse a las realidades cambiantes del G20 y otras instancias multilaterales.