La interna del PJ bonaerense está al rojo vivo tras una semana marcada por el fracaso en la aprobación del Presupuesto 2025 y la Ley Fiscal Impositiva en la Legislatura provincial. Este episodio, lejos de ser una simple disputa legislativa, refleja las fracturas dentro del oficialismo y abre interrogantes sobre el futuro político de la provincia y del país.
La sesión del Senado bonaerense, liderada por Verónica Magario, terminó abruptamente cuando los proyectos no llegaron desde Diputados. Esta parálisis legislativa dejó en evidencia un conflicto interno en el PJ bonaerense que se profundizó tras la reunión en Moreno, donde se intentó mostrar una unidad que ahora parece más frágil que nunca.
Por un lado, los intendentes alineados con La Cámpora, como Mayra Mendoza y Julián Álvarez, exigían partidas adicionales de seguridad por $470.000 millones, algo muy por encima de los $160.000 millones que el gobernador Axel Kicillof estaba dispuesto a conceder. Por otro lado, la oposición, aprovechando la división, propuso reformas que complicarían aún más la gestión de Kicillof, como un tope del 28% en los aumentos impositivos y la eliminación de la posibilidad de que el Ejecutivo decida alícuotas sin pasar por la Legislatura.
En paralelo, Javier Milei, presidente electo, juega su propia partida. Su estrategia de no aprobar el Presupuesto nacional parece haber influido en la dinámica provincial. Mientras Milei impulsa ajustes fiscales, el kirchnerismo bonaerense busca imponer su agenda, exigiendo medidas que beneficien a los municipios pero que aumentarían la carga presupuestaria de la provincia.
Este contexto ha llevado a un choque directo entre Kicillof y los intendentes kirchneristas, quienes buscan mayor autonomía electoral. En el centro de la discusión está la posibilidad de un desdoblamiento electoral en 2025, una jugada que podría beneficiar a los líderes municipales alejando los comicios bonaerenses de las tensiones nacionales.
El conflicto también pone en riesgo una reforma clave para Axel Kicillof: la eliminación de la ley que limita las reelecciones de intendentes, un tema que divide incluso al oficialismo. Mientras tanto, la oposición y sectores disidentes dentro del PJ aprovechan el vacío de liderazgo para fortalecer sus posiciones de cara al próximo año.
Con el cuarto intermedio extendido hasta el 17 de diciembre, las negociaciones parecen estar lejos de un acuerdo. Sin embargo, lo que está en juego va más allá de un presupuesto: se trata del futuro de la gobernabilidad en la provincia más grande del país y de la influencia que La Cámpora y otros sectores del kirchnerismo mantendrán en el contexto de un gobierno nacional encabezado por Javier Milei.
El desenlace de esta crisis marcará no solo el destino de Kicillof, sino también el rumbo del peronismo bonaerense, cada vez más fragmentado y enfrentado a sus propias contradicciones.