Córdoba: la batalla por el poder entre Llaryora y Schiaretti

Córdoba: la batalla por el poder entre Llaryora y Schiaretti

12-01-2025 - Por Visión Política

La lucha por el poder en Córdoba se intensifica, y parece que solo acaba de comenzar. En un contexto de tensión política, el actual gobernador, Martín Llaryora, y el exgobernador Juan Schiaretti, se enfrentan en una disputa silenciosa pero fuerte que involucra no solo sus diferencias ideológicas, sino también el futuro político de la provincia.

José Manuel de la Sota, una figura clave en la historia política de Córdoba, dejó una herencia que ha marcado la dinámica interna del PJ cordobés. En un pasado, el enfrentamiento entre seguidores de Schiaretti y Llaryora se resolvía de manera algo más ruda, pero ahora, esa tensión se traduce en maniobras políticas complejas. Ambas figuras siguen siendo actores esenciales del panorama político, y, aunque sus caminos en algunos momentos parecieran diverger, hoy son protagonistas de una rivalidad que puede definir el futuro cercano de Córdoba.

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Desde que Llaryora asumió el cargo, las diferencias con Schiaretti se han hecho cada vez más evidentes. Mientras el gobernador se propone avanzar con un modelo propio, Schiaretti parece mantenerse como una figura de peso dentro de la política cordobesa, aunque con el desafío de no perder terreno frente a los nuevos líderes.

Uno de los puntos álgidos de esta tensión fue el nombramiento de nuevos actores en cargos clave del gobierno, como el reciente cambio en la cúpula del Servicio Penitenciario, que dejó a un exfuncionario de Schiaretti en una situación comprometida. También, Llaryora ha movido fichas en el ámbito judicial, intentando imponer su influencia con un proyecto para crear una Cámara de Casación que no ha sido bien recibido por el ala más cercana a Schiaretti.

Sin embargo, la historia no termina ahí. El futuro político de Córdoba se jugará en gran medida en las elecciones de 2025, y la incógnita sobre si Schiaretti decidirá postularse nuevamente se mantiene. Por otro lado, Llaryora parece tener una visión clara de su camino hacia el 2027, con el objetivo de consolidar su liderazgo sin depender de las sombras del pasado.

Lo cierto es que la relación entre ambos sigue siendo clave para comprender lo que ocurre en el PJ cordobés y la política de la provincia. En un año electoral, la competencia por el control de las listas y la territorialidad se vuelve más crucial que nunca. Llaryora no está dispuesto a ceder, y su proyecto político parece más sólido que nunca.

 

El panorama es incierto, pero una cosa es clara: Llaryora está listo para dar pelea, independientemente de lo que decida Schiaretti. La batalla por la lapicera está en marcha, y Córdoba vivirá, sin duda, un 2025 lleno de definiciones políticas trascendentales.