Alberto Fernández descolocó a sus propios funcionarios de confianza con el discurso de este viernes en la CGT en el que calentó aún más la interna con Cristina Kirchner.
Entre otros mensajes, el presidente dijo que "Perón no necesitaba una lapicera" para responderle a su vice, que le había pedido públicamente que usara la lapicera para hacer cambios en el rumbo del Gobierno.
Los halcones del albertismo que le sugerían una ruptura al presidente con su vice a principios de año ahora se transformaron en palomas y acercaron posiciones con la vicepresidenta. Pero Alberto, que cuando le sugerían romper los desoyó, ahora se muestra belicoso cuando le aconsejan bajar la tensión y abrir el Gobierno para encarar los últimos meses antes de la campaña en paz.
"Ahora nos va a tirar con una bazooka", dijeron en Casa Rosada en referencia al discurso que dará Cristina este sábado en Ensenada.
La sola existencia de dos actos por separado por el aniversario de la muerte de Perón auspiciaba un fin de semana de posibles mensajes cruzados, pero en las últimas horas habían aparecido gestos que fueron interpreados al menos como de un alto el fuego.
Sobre todo cuando se confirmó que Eduardo "Wado" de Pedro y Axel Kicillof participarían del acto de Alberto en Azopardo. También estuvo el chaqueño Jorge Capitanich, ungido en uno de los líderes de la liga de gobernadores por la propia vicepresidenta.
Curiosamente, los kirchneristas se permitieron participar de los dos actos pero los albertistas no corren con la misma suerte. La portavoz Gabriela Cerruti quiso sumarse al acto de Cristina pero el presidente se lo prohibió, acaso anticipando la dureza del discurso que daría en la CGT.