"Yo no puedo creer que alguien dude de eliminar las primarias", repite el gobernador de Chaco Jorge Capitanich, ante quien le consulte por lo que se convirtió en una de sus mayores obsesiones el último mes: lograr que el calendario electoral de 2023 tenga un máximo de dos citas, entre general y ballotage.
Para llegar a ese objetivo tomó la tarea de retener los votos de los diputados presionados por Alberto Fernández, decidido a boicotear la jugada. Y, lo más importante, convencer a Cristina Kirchner, quien aún se pronunció y también fue abordada por su colega de Santiago del Estero Gerardo Zamora.
Es habitual que Coki dedique un tramo de sus estadías en Buenos Aires a charlar con la vice en el despacho o en el departamento de Recoleta y la necesidad de eliminar las primarias se sumó a la lista de temas. Por ahora, nunca volvió a Chaco con una respuesta definitiva. Entre sus colegas hay expectativas disímiles.
Algunos creen que Cristina cederá, porque la eliminación de las primarias acrecienta las chances de una reelección de Axel Kicillof en la provincia de Buenos Aires, donde también hay primera vuelta, pero simultáneas a las nacionales. Si no existieran más, no hay logística posible para realizarlas sólo en el territorio bonaerense.
Pero otros gobernadores no imaginan a Cristina dando el brazo a torcer. Consideran que ya bajó varias de sus banderas económicas para sumarle una institucional.
Los gobernadores creen que si Cristina acepta eliminar las primarias, los diputados que responde a Alberto y las defienden cederán. Pero la vice por ahora no confirmó que esté de acuerdo con votar una vez sola en 2023.
El diputado de Juntos Somos Río Negro Luis Di Giácomo prepara el proyecto que presentará esta semana, con el respaldo del resto de las fuerzas provinciales, como misioneros y cordobeses referenciados en el gobernador Juan Schiaretti. Sergio Massa, que está de acuerdo con la idea, habría pedido que no se debata antes de aprobar el presupuesto en Diputados, el 26 de octubre.
Si estuviera unido, al Frente de Todos le faltarían 3 votos para una mayoría en Diputados y los espera de Javier Milei y su dupla de liberales: Victoria Villarruel y Carolina Píparo. La otra apuesta oficialista es el santacruceño Claudio Vidal, que tiene un partido provincial. Ninguno se pronunció.
El libertario debatió el tema con Villarruel, quien en varias ocasiones dijo que gastar 20 mil millones en la primarias no tiene sentido. Además, la primera vuelta licúa a las terceras fuerzas, que quedan de rehenes con la polarización de las generales.
Pero Juntos por el Cambio las necesita para resolver su interna y si Milei colabora para suprimirlas lo acusarán de funcional al kirchnerismo. El economista debe definir cuál costo es mayor.
Antes de pescar todo lo que hace falta fuera de la pecera, los gobernadores necesitan garantizar los votos propios. Y hay coincidencia en que si la vice acepta y se consiguen los 129 con el FdT unido, el presidente bajará la guardia, como tantas otra veces.
O lo harán los diputados que por ahora le responden, a riesgo de ser acusados de funcionales al retorno de Mauricio Macri o alguno de su súbditos. En 2021, por caso, las primarias se hicieron porque Cristina no quiso sumarse a la idea de suspenderlas por el Covid 19, que hasta tuvo un proyecto de ley.
Pero con el río revuelto, Alberto salió a jugar fuerte para que el calendario 2023 empiece en agosto. Su discurso es que un repunte de la economía puede posicionarlo para reelección y si se vota una sola vez no tendrá la lapicera para armar las listas. No existen legisladores que lo imaginen en ese rol, pero él se sueña igual.
Los gobernadores tienen un análisis más fino: estiman que en 2023 habrá un plan anti inflacionario que tendrá efectos después de mitad de año y lo mejor es votar solamente octubre. Claro que en ese escenario, el candidato que todos miran es Massa, quien, por si acaso, en la presentación del presupuesto 2023 dijo que pasaba sus últimos tiempos en la política.
La ronda para rescatar votos en contra de eliminar las primarias le sirvió a Alberto para ratificar fieles. El diputado Leandro Santoro fue el primero respaldarlo. Le siguió Eduardo Valdés. "Fue una de las mejores cosas que hizo el kirchnerismo", dijo.
De todos modos, aclaró a LPO que no oficia de vocero de ningún sector del Frente de Todos y si la mayoría de la bancada tiene una posición distinta, la respetará. "Nunca voy a ser motivo de división", aseguró.
Es saludable debatir el sistema electoral y fomentar una agenda que se enfoque en los problemas reales de la gente. Y revisar las estructuras electorales que demandan dinero, en un contexto donde el pueblo argentino nos exige que cuidemos el mango.
El diputado entrerriano Marcelo Casaretto también se expresó a favor de mantener la primera vuelta. Su gobernador, Gustavo Bordet, es de los pocos que el año pasado se pintó de albertista y considera al kirchnerismo un obstáculo para la continuidad del peronismo en su provincia.
También apoyó la cruzada por las primarias de Alberto el Movimiento Evita, que tiene a los diputados Leonardo Grosso y Eduardo Toniolli.
Y según el diario Clarín, la titular de la Inadi Victoria Donda envió a Natalia Souto a anunciar puertas adentro de su agrupación que las primarias deben continuar. No hubo un comunicado oficial de la diputada.
Pero no se plegó al boicot Victoria Tolosa Paz, quien inició una recorrida por la provincia de Buenos Aires para articular con todos los sectores del peronismo. No se hace llamar albertista, pese a la amistad que supo unirla al presidente, y ante una consulta en Mar Chiquita dejó claro que no le parece más votar una sola vez si hay consenso legislativo.
"Es saludable debatir el sistema electoral y fomentar una agenda que se enfoque en los problemas reales de la gente. Y revisar las estructuras electorales que demandan dinero, en un contexto donde el pueblo argentino nos exige que cuidemos el mango. Hay muchos distritos que van a las PASO con una sola boleta como si fuera una gran encuesta", dijo la diputada platense.
Capitanich ensaya argumentos parecidos, pero le agrega un escenario político desfavorable para el Frente de Todos. Calcula que pueden llegar a octubre con varias derrotas en elecciones provinciales y una oposición unida después de sacarse chispas en las primarias. Por eso prefiere eliminarlas, pero por ahora no están los votos. Ni siquiera los propios.