La deuda externa de Argentina continúa siendo un tema clave en la agenda económica del país. En diciembre de 2024, el Ministerio de Economía reportó un stock de deuda en situación normal de pago de US$ 464.267 millones, lo que representa un aumento significativo respecto al mismo mes del año anterior, cuando Javier Milei asumió la presidencia. En solo un año, la deuda creció en US$ 96.042 millones.
Este incremento es una señal clara de los desafíos económicos que enfrenta Argentina. Del total de la deuda, el 45% se encuentra en pesos, mientras que el 55% restante está en moneda extranjera, principalmente en dólares. El mes de diciembre cerró con un aumento en la deuda de US$ 2.446 millones, un crecimiento mensual del 0,53%. Esta variación se explica por el aumento en los compromisos en moneda extranjera, que subieron US$ 804 millones, así como en los pagos en pesos, que crecieron US$ 1.642 millones.
A pesar del aumento en la deuda, el gobierno argentino ha intentado manejar los pagos de manera estratégica. En diciembre, se efectuaron pagos por un total de US$ 7.504 millones, de los cuales el 95% se realizaron en pesos y el 5% restante en dólares. La mayor parte de estos pagos se destinaron al capital, con US$ 7.271 millones, mientras que US$ 233 millones fueron destinados a intereses.
Este panorama plantea una pregunta crucial: ¿cómo podrá el gobierno de Javier Milei manejar la deuda externa en el futuro cercano? Las negociaciones con el FMI podrían ser clave en este proceso. Se espera que el próximo 20 de enero, con la asunción de Donald Trump en los Estados Unidos, comiencen las conversaciones sobre un nuevo programa crediticio con el Fondo Monetario Internacional. Este acuerdo no solo permitiría al gobierno argentino postergar los vencimientos de este año, sino que también podría asegurar entre US$ 10.000 y US$ 15.000 millones en “fondos frescos”.
Sin embargo, algunos economistas, como Marina dal Poggetto, han planteado dudas sobre las condiciones necesarias para un acuerdo exitoso con el FMI. En declaraciones recientes, dal Poggetto se preguntó si el gobierno estaría dispuesto a flexibilizar el tipo de cambio, especialmente considerando que actualmente hay un “atraso cambiario” y una creciente dependencia de los controles de capitales.
A pesar de estos desafíos, dal Poggetto señaló que la prioridad del gobierno sigue siendo bajar la inflación y lograr que la economía se recupere, aunque esto pueda implicar un descuido de las reservas y la competitividad del tipo de cambio real. En este contexto, la pregunta de si el sector privado podrá compensar la falta de actividad productiva es aún una preocupación central.
En resumen, la deuda externa de Argentina sigue siendo una preocupación importante, especialmente a medida que se acercan las negociaciones con el FMI y se espera la influencia de un Donald Trump que podría reconfigurar las relaciones económicas internacionales. El futuro económico del país depende en gran medida de cómo se gestionen estas cuestiones en los próximos meses.