Un conflicto que impacta tanto a la comunidad como a la economía local mantiene en vilo a Junín. El viaducto sobre la avenida Rivadavia, una obra clave para conectar una ciudad dividida por las vías del ferrocarril, está paralizado desde hace más de un año, generando incertidumbre entre los vecinos. Pero el problema no se limita a la espera: ahora podría ser destruido, dejando atrás una inversión de 2.500 millones de pesos.
Con un avance cercano al 30%, los trabajos se detuvieron tras la llegada de Javier Milei a la Presidencia, lo que generó tensiones en múltiples niveles. En las últimas semanas, el intendente Pablo Petrecca buscó alternativas en la Casa Rosada, pero, según fuentes locales, "no hubo respuestas concretas".
Ante la falta de soluciones por parte de Nación, el Municipio analiza opciones propias. Una de las más controversiales es la toma de un crédito de 1.800 millones de pesos del Banco Provincia, originalmente destinado a maquinaria, para rellenar los pozos abiertos, repavimentar y reinstalar las vías y la señalética. Sin embargo, esto implicaría deshacer todo lo construido y volver a foja cero.
Según cálculos realizados por Adif, el ente ferroviario nacional a cargo de la obra, continuar el proyecto demandaría una inversión adicional de 7.500 millones de pesos, una cifra que parece inalcanzable sin el apoyo de la gestión nacional.
Desde la muerte del exministro de Transporte y exintendente de Junín, Mario Meoni, en 2021, la obra perdió impulso. Ahora, la situación se agrava con las diferencias entre La Libertad Avanza y Juntos por el Cambio. “El intendente ya agotó todas las reuniones, solo le falta hablar con Karina Milei”, ironizó un concejal oficialista.
Incluso dentro de la alianza gobernante local, las posturas no son unánimes. Mientras que algunos proponen un replanteo del proyecto, otros consideran que destruir lo avanzado sería un error estratégico y económico. En tanto, el peronismo presentó una propuesta mixta que combinaría el crédito del Bapro con un Fondo Fiduciario Municipal.
La avenida Rivadavia, eje neurálgico de Junín, conecta de punta a punta la ciudad y sirve como vía de acceso para visitantes. Su actual estado genera malestar entre vecinos y comerciantes, quienes ven afectadas sus actividades cotidianas y sus ingresos. Además, las demoras en resolver el tema podrían escalar en tensión social a medida que se acerca el año electoral.
Cualquiera sea la decisión, el intendente Petrecca necesitará sortear obstáculos legales y burocráticos, como obtener el aval de la Comisión Nacional de Regulación del Transporte. Mientras tanto, los pozos de 12 metros de profundidad y los encofrados permanecen como recordatorio de un proyecto que, por ahora, sigue en suspenso.
La comunidad de Junín aguarda una definición clara que resuelva el destino de esta obra y evite que la inversión millonaria termine siendo un ejemplo más de ineficiencia estatal. ¿Se optará por avanzar o tapar lo construido? Esa es la pregunta que divide a los dirigentes y a la sociedad local.