El 10 de enero, una publicación en X, la red social antes conocida como Twitter, desató un nuevo capítulo en la interna política argentina. “Lo que me voy a reír de Talerico la semana que viene”, escribió un usuario identificado como John, apócrifo pero atribuido al asesor gubernamental Santiago Caputo. ¿Qué hay detrás de este mensaje y por qué está en el centro de las discusiones sobre la Unidad de Información Financiera (UIF)?
La disputa tiene sus raíces en las tensiones entre macrismo y mileísmo, una lucha por el control del poder real. Uno de los nombres clave en esta historia es el de Ignacio Yacobucci, quien asumió la titularidad de la UIF a principios de 2024. Su gestión, impulsada por Mariano Cúneo Libarona, enfrentó múltiples controversias desde el inicio, incluyendo la sanción de Argentina por el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), que incluyó al país en la temida "lista gris" debido a deficiencias en la prevención del lavado de activos.
Durante su breve mandato, Yacobucci enfrentó presiones para evitar que la UIF se involucrara en causas sensibles. Entre ellas, la investigación contra el Polo Obrero y la apelación de decisiones judiciales que beneficiaron a figuras cercanas al macrismo, como Ángelo Calcaterra. Estas acciones generaron incomodidad en el gobierno, que finalmente forzó su salida a finales de 2024, citando supuestos gastos excesivos en viajes.
En su reemplazo, el Ejecutivo designó a Paulo Starc, un fiscal federal de Tres de Febrero con un historial controvertido. Starc, exmarido de María Eugenia Talerico, exnúmero dos de la UIF durante el macrismo, genera dudas por su falta de experiencia en lavado de activos y financiación del terrorismo. Su vínculo con Santiago Caputo, quien impulsó su nombramiento, también es foco de críticas.
La UIF, clave en la lucha contra el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo, se ha convertido en un campo de batalla político. La exfuncionaria Talerico denunció públicamente la intromisión del gobierno en el organismo y cuestionó la designación de Starc. En una reciente entrevista, afirmó: “Santiago Caputo representa todo lo que institucionalmente está mal”.
El propio Yacobucci también recibió respaldo de exfuncionarios como Mariano Federici, quien lideró la UIF durante el gobierno de Mauricio Macri. Federici señaló que el despido de Yacobucci fue una represalia por su independencia al investigar casos de corrupción.
La llegada de Starc plantea dudas sobre el rumbo de la UIF. En medio de esta controversia, su rol como representante argentino ante organismos internacionales como el GAFI y el GAFILAT podría verse comprometido. Mientras tanto, el gobierno busca reforzar su control sobre un organismo cuya importancia va más allá de las fronteras nacionales.
La tensión no cede, y los próximos movimientos podrían definir no solo el futuro de la UIF, sino también el equilibrio de poder entre las principales fuerzas políticas del país. ¿Qué nuevas revelaciones traerán los próximos días? El culebrón está lejos de terminar.