El domingo 26 de enero de 2025, Nicolás Márquez protagonizó un hecho que encendió la indignación en Mar del Plata. Conducía su Toyota Etios negro por Avenida Colón cuando, a la altura de la calle Chaco, embistió a un motociclista que llevaba un reparto. Lo peor no fue el impacto, sino su actitud posterior: no frenó, no miró atrás y siguió su camino.
El choque quedó registrado en varias cámaras de seguridad. Las imágenes son claras: el motociclista iba por su carril y Márquez lo atropelló al intentar pasarlo por la izquierda. El joven salió despedido y la moto quedó enganchada en el paragolpes del auto hasta que se soltó. Mientras los vecinos socorrían al herido, un testigo en moto salió a perseguir al conductor.
Dos cuadras más adelante, en la esquina de Colón y San Juan, el motociclista logró interceptarlo. Al frenar en el semáforo, Márquez intentó escapar marcha atrás, pero tuvo que detenerse porque su rueda delantera estaba destruida por el impacto. En ese momento, una filmación casera registró la reacción del abogado y su acompañante, Ema Riquelme. Se bajaron del auto y miraron el capot abollado con aparente desconcierto, como si no entendieran lo que había pasado.
La ambulancia trasladó al herido a la Clínica Pueyrredón con golpes y heridas en varias partes del cuerpo. Al mismo tiempo, la policía se presentó en la escena y le pidió los datos a Márquez, pero el escritor y bíografo de Milei se negó a dar su identidad. Sin embargo, al revisar la patente del vehículo, se constató que acumulaba tres multas impagas de $209.000 cada una en Mar del Plata y otra en Mar Chiquita.
Lo más llamativo llegó después: la causa, caratulada como IPP 4549-25 y tramitada en la Unidad Fiscal N°11 a cargo del fiscal Pablo Cistoldi, fue archivada en apenas 48 horas. No se realizaron todos los estudios médicos necesarios al motociclista, ni trascendió el resultado del test de alcoholemia de Márquez.
El incidente no es un hecho aislado en la trayectoria de Nicolás Márquez. Abogado recibido en Mar del Plata, profesor en FASTA y miembro del Opus Dei, su nombre aparece vinculado a varias causas que fueron cerradas abruptamente. Según testimonios, habría denuncias de ex parejas por violencia de género y un caso de abuso sexual a su propia hija que data de 2008.
La pregunta que sigue flotando en el aire es inevitable: ¿Cómo es posible que alguien que atropella a una persona y huye ni siquiera sea citado a declarar? En una ciudad donde todos se conocen, el poder de ciertos nombres sigue pesando más que la justicia.