¿Aceptarías un régimen autoritario a cambio de resultados económicos? Esa es una de las preguntas centrales de una megaencuesta diseñada por Santiago Caputo, uno de los principales colaboradores de Javier Milei, que ha despertado un intenso debate en redes y medios. Con esta iniciativa, el libertarismo vuelve a jugar con ideas polémicas, generando preguntas sobre su visión del futuro político del país.
Realizada a través de la plataforma es.research.net, la megaencuesta de Caputo no fue encargada a consultoras externas, sino diseñada directamente por su equipo. Entre las preguntas destacadas, una invita a los encuestados a elegir entre dos escenarios extremos:
El planteo, claramente sesgado, apunta a validar la narrativa libertaria de priorizar logros económicos incluso a costa de valores democráticos, según admitieron fuentes internas del movimiento.
Javier Milei y su equipo han mostrado interés en modelos políticos como los de Nayib Bukele y Viktor Orbán, quienes han concentrado el poder en sus respectivos países tras haber sido elegidos democráticamente. La encuesta de Caputo parece seguir esta línea:
El cuestionario también aborda temas insólitos y provocadores, típicos del estilo de Santiago Caputo. Por ejemplo:
Estas tácticas, además de generar intriga, podrían buscar deslegitimar críticas y polarizar la opinión pública.
Fuentes libertarias han señalado que el anarcoliberalismo promovido por Milei incluye, paradójicamente, elementos autoritarios en su implementación. En esta línea, la megaencuesta podría ser un ensayo para medir cuán dispuestos estarían los argentinos a aceptar estas ideas bajo el argumento de lograr estabilidad económica.
La referencia constante a líderes autoritarios como Bukele y Orbán no es casual. Ambos gobiernos comparten características alarmantes:
¿Podría Argentina seguir ese camino? La megaencuesta de Caputo parece buscar una respuesta afirmativa a esa pregunta.
La línea entre democracia y autoritarismo es delgada cuando se priorizan los resultados económicos sobre los valores fundamentales. La encuesta de Santiago Caputo nos deja frente a una incógnita: ¿Hasta dónde estamos dispuestos a llegar en nombre del cambio?
Este debate, apenas iniciado, seguramente marcará el futuro político del país.