El Gobierno nacional confirmó que cerrará el financiamiento a hospitales públicos nacionales, salvo el Garrahan. La medida busca avanzar hacia un modelo de gestión privada en las instituciones bajo su órbita, en medio de un contexto de fuertes recortes presupuestarios.
Desde la Provincia de Buenos Aires, Nicolás Kreplak, ministro de Salud, rechazó la posibilidad de asumir estos nosocomios. Argumentó que los hospitales nacionales no fueron diseñados para ser administrados por las provincias, tanto por cuestiones presupuestarias como por su rol en la red sanitaria nacional.
El ajuste presupuestario no se limita a los hospitales. Según un informe del CEPA, organismos como la Superintendencia de Servicios de Salud y la ANMAT enfrentan recortes de hasta 67%. Instituciones nacionales emblemáticas, como el Instituto Nacional del Cáncer, también sufrieron una merma del 29% en sus fondos.
Kreplak enfatizó que cualquier transferencia debe contemplar las condiciones laborales de los trabajadores y la inserción de estos hospitales en un plan sanitario nacional. Sin embargo, destacó que en su estado actual no es viable para la Provincia recibirlos.
La idea de privatización recuerda el antecedente de los años 90, cuando la Ley 24.061 transfirió hospitales nacionales a las provincias. Ahora, bajo la presidencia de Javier Milei, surge nuevamente el debate sobre la descentralización o privatización como salida para estos nosocomios.
Entre las instituciones más destacadas están el Hospital Posadas y el Favaloro. Mientras las provincias y la Ciudad de Buenos Aires rechazan el traspaso, el modelo de gestión privada parece consolidarse como el camino preferido por la Nación.