Daniel Passerini reordena y refuerza la unidad

¿Crisis superada o silencio antes de otra tormenta? Esa es la pregunta que muchos se hacen en Córdoba tras los cambios que implementó Daniel Passerini.

13-05-2025 - Por Visión Política

¿Crisis superada o silencio antes de otra tormenta? Esa es la pregunta que muchos se hacen en Córdoba tras los cambios que implementó el intendente de la capital, Daniel Passerini. La jugada, rápida y quirúrgica, llegó justo antes de mostrarse en público junto al gobernador Martín Llaryora y la senadora Alejandra Vigo, en un claro mensaje de unidad dentro del peronismo cordobés.

La decisión de Passerini de pedirle la renuncia a todos sus funcionarios no fue solo un gesto fuerte: fue el comienzo de una reestructuración a fondo en la Municipalidad. Redujo el gabinete, achicó la cantidad de secretarías de 14 a 10 y congeló los sueldos de los 380 funcionarios políticos por seis meses. Todo esto, con un objetivo claro: recuperar el control y mostrar gestión.

Pero hay algo que no pasó desapercibido. En esa poda de nombres, Passerini no tocó a nadie del equipo de Vigo. Esa línea interna sigue intacta. ¿Por qué? Porque ella es clave en los barrios, donde mantiene fuerte presencia territorial. La senadora, además de ser la esposa del exgobernador Juan Schiaretti, es quien sostiene la base política más activa en la ciudad. En pocas palabras: Vigo tiene la calle, Passerini el escritorio y Llaryora el tablero general de la provincia.

En cuanto a los cambios concretos, hubo movimientos importantes: Jorge Folloni, hombre cercano a Llaryora, salió del área de Ambiente. En su lugar, entró Gabriel Martín, un nombre de confianza de Passerini. También salieron figuras clave del Coys (Córdoba Obras y Servicios), como Verónica Bruera, y del Ente BioCórdoba, donde se fue Enzo Cravero, ambos ligados al llaryorismo.

El reordenamiento tocó a otros nombres pesados. El área de Integridad Regional, a cargo del baldassista Horacio Ambrosio, bajó a nivel de subsecretaría. Lo mismo pasó con Cultura, que ahora depende de Fortalecimiento Vecinal, manejado por Héctor “Pichi” Campana. Ojo con este último: tanto Vigo como Schiaretti lo ven como posible sucesor en la intendencia.

La señal política es clara: hubo un reacomodo de piezas, pero sin romper el equilibrio. Passerini mostró iniciativa, Llaryora dejó hacer, y Vigo se aseguró de que su estructura territorial siga firme. Así, la Municipalidad volvió a respirar un poco más tranquila. Por ahora.

 

Pero, ¿es este el final del conflicto o apenas un respiro táctico? En un año con elecciones legislativas y muchos movimientos internos, la respuesta puede cambiar rápido. Y en Córdoba, como ya sabemos, el clima político nunca termina de estabilizarse del todo.